El reto de la planeación urbana
13/03/2023
Autor: Dr. Octavio Flores Hidalgo
Cargo: Profesor de Arquitectura

En más de una plática o conferencia sale siempre la aseveración que no existe planeación en la ciudad, no es adecuada, no hay regulación y que la ciudad es un caos sin control alguno, y pues como negar esas afirmaciones si en el día a día vivimos una serie de desatinos y situaciones que hacen complicada la convivencia urbana, sin embargo, si hay suficiente planeación incluso muy abundante, en algunos casos desactualizada, ignorada en su mayoría, trunca en su aplicación o presa para legitimar los intereses de algunos pocos sin conciencia del bien común, se convierte en una herramienta para justificar lo que ya se ha estado dando, principalmente fomentando una política de crecimiento disfrazado de progreso, que en los 60s era adecuado pero ahora es insostenible.

Ahora que en México el 80% de la población vive en ciudades podemos observar con preocupación los efectos negativos del constante crecimiento, donde el espacio urbano se ha convertido en una mercancía resultado de la dinámica económica que es mucho mayor en las ciudades y más aún en las metrópolis, estas mientras ofrezcan una mejor infraestructura y servicios, sumando la especialización, será mayor su Producto Interno Bruto (PIB), por lo tanto es mejor no regularlas para que las reglas del mercado determinen su comportamiento en una suerte de oferta y demanda, y ello permite establecer las bases para ser territorios cada vez más competitivos, y por dicho afán entrar en una situación perversa que ha puesto en riesgo la calidad de vida al incrementarse el nivel de gasto, la polarización social, altos costos en movilidad, así como en el deterioro de los recursos ambientales con la escasez de agua, demanda mayor de energéticos, aire y suelo contaminado, con regiones ganadoras las menos y regiones perdedoras las más, con centros dominantes y poblaciones sometidas.

Mucho se ha dicho que tenemos planes de altísima calidad generalmente guardados en el escritorio, que bien intentan afrontar los nuevos retos pero el comportamiento real es de privatizar el territorio y de estatizar los servicios, tal es el caso de los desarrollos inmobiliarios que segmentan la ciudad no sólo incrementando las diferencias económicas sociales si no haciéndolas drásticamente más notorias espacialmente, obteniendo altos beneficios económicos los desarrolladores y grandes gastos administrativos del erario público por el municipio o el estado en el suministro de servicios e infraestructura esos desarrollos, poniendo en riesgo otros sectores urbanos menos favorecidos, algunos de ellos ya en franco abandono y polarizados.

Actualmente se han volcado los planes de ordenamiento o desarrollo urbano a alinearse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS ONU), como el eje para poder impulsar acciones urbanas desde una base “utópica”, que gracias a la globalización del discurso de la sostenibilidad más no de la acción están permeando en todo el mundo, y es así que toda la planeación en México empieza a matizarse desde la valoración de las ODS y se tratan de firmar grandes compromisos, explicar las preocupaciones urbanas, desarrollar foros, congresos, entre otras actividades, sin necesariamente permear en acciones contundentes en el territorio, ni en la voluntad política que dé respuesta a estas demandas, pareciera que sólo el discurso fuera suficiente para afrontar los nuevos retos que el cambio climático y las demandas sociales exigen.

En recientes fechas se concluyeron los trabajos de la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial de la Zona Metropolitana Puebla Tlaxcala, que respetó los lineamientos que SEDATU plantea para esa escala de planeación, sin aporte ni novedad de fondo, manteniendo una visión desde lo económico, sin tener una postura de regeneración, decrecimiento, consumo responsable, y sin lo más importante, tener claro si habrá un compromiso y voluntad política entre los estados de Puebla y Tlaxcala, y de los 39 municipios que en esta zona coexisten, el plan sin duda es un gran trabajo que cumple muy bien con la forma, pero no hay como evaluar si se cumple, ni sancionar si ello no se concreta, pareciera tener solo buenas intenciones técnicas.

La planeación urbana si existe, y a distintas escalas, lo que falta es voluntad, articulación con lo ambiental y lo social, con instrumentos legales que le den certeza en su ejecución y a su continuidad, pese a los cambios de administraciones públicas, a la corrupción en los permisos y a los intereses mezquinos de algunos desarrolladores, entonces tal vez veamos los frutos de una planeación en beneficio de la sociedad y con regeneración ambiental y no solo documentos que se deben actualizar sólo por cumplir con el requisito y seguir guardados en el escritorio, sin socialización, ni accesibles a la sociedad.