La Lic. María Guadalupe Diaz, Coordinadora del Programa de Atención a las Adicciones en el Reclusorio Femenil de Acatitla, ofreció una ponencia sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria.

Explicó que en este tipo de trastornos son padecimientos neuropsiquiátricos que están caracterizados por una alteración de la conducta en la ingesta de alimentos, que favorece el surgimiento de comportamientos repetitivos encaminados a controlar el peso, pero que son reflejo de un déficit emocional interno. En esto influyen los sentimientos de rechazo a uno mismo, la depresión, la ansiedad, la soledad, los mitos sociales y hasta las relaciones familiares precipitan y promueven el desarrollo y perpetuación de los trastornos alimentarios.

Dentro de los mitos sociales destaca el de “Delgadez es igual a cuerpo perfecto o salud” que propicia la constante preocupación excesiva por el peso, el uso de dietas estrictas y el deseo persistente de ser delgado más no saludable; con el paso del tiempo esto ocasiona que las personas tengan distorsión cognitiva sobre los alimentos. “No hay alimentos buenos y malos, lo que es varadamente importante es tener una dieta balanceada en proporciones indicadas”, explicó la Lic. Guadalupe Díaz.

También explicó que existen tres tipos de trastornos de la conducta alimentaria: Anorexia Nervosa, Bulimia Nervosa y Trastorno por atracón. La Anorexia Nervosa se caracteriza por auto restricción de la ingesta de alimentos acompañada de alta pérdida de peso y estados de irritabilidad por la falta de alimento; en la Bulimia Nervosa ocurren periodos de alto consumo de alimentos seguidos por crisis de culpa que culminan en la auto inducción del vómito y se presenta una imagen corporal distorsionada; en el Trastorno por atracón se presenta sensación de no poder parar de comer o no poder controlar el tipo y porción del alimento y no existen conductas contrarias como el uso de laxantes o la producción del vómito.

Sin importar el tipo de trastorno conductual de la alimentación que se presente se deberá contar con ayuda o tratamiento de un profesional que indique una terapia multifactorial que reestablezca la salud integral del individuo.

Por ello, ser críticos con las presiones sociales y familiares sobre “La perfección y la salud” así como una buena educación alimentaria y una detección y tratamiento oportuno de problemas emocionales que estén condicionando trastornos en la relación con los alimentos, son medidas de prevención que pueden llevarse a cabo para así evitar la aparición de estos padecimientos.