Durante la promoción de la nueva película El irlandés, de Martin Scorsese, el director hizo algunas declaraciones que escandalizaron a los amantes de las películas de superhéroes, cuando dijo que esos productos no podían considerarse como cine.

Muchas notas y drama mediático después, el New York Times le dio un espacio para que aclarara su punto de vista, y fue así como Scorsese publicó un ensayo explicando por qué no considera a las películas de Marvel, por ejemplo, parte del cine. Su principal argumento se debe quizá a la época y las películas con las que creció, en las que se planteaban personajes con la misma complejidad que tienen las personas reales, acompañadas de su naturaleza contradictoria, aspectos de los que carecen los protagonistas de las películas basadas en comics, en cuestión.

Explicaba también que al ver películas de directores como Claire Denis, Ari Aster o Wes Anderson, sabe que puede esperar historias completamente nuevas que le ofrezcan experiencias que de otra forma no podría experimentar, mientras que en las otras, en cada película de la franquicia de Marvel, están hechas de la misma manera, de modo que sabes que habrá un conflicto para resolver pero al final todo va a terminar bien. Sin embargo y después de argumentar lo anterior, Scorsese aclara otro punto importante que al parecer afecta no solo a la industria latinoamericana sino a todo el mundo, que es la situación de la exhibición cinematográfica.

En ocasiones anteriores he hablado de lo difícil que es para el cine mexicano permanecer más de tres semanas en salas comerciales, si no se trata de cintas con actores salidos de la televisión, por ejemplo; pues resulta que en Estados Unidos, Inglaterra y otros lugares del mundo, sucede algo parcialmente parecido, a los que Martin Scorsese se refiere cuando dice que las superproducciones de las franquicias son normalmente la primera opción para muchas personas que quieren ver algo en el cine, y esa preferencia es lo que ha obligado a otras películas, que optan por contar temas distintos, se vean con cada vez menos espacios en los cines, lo que preocupa pues en una época en la que se opta por plataformas de streaming, todavía hay directores que sueñan con estrenar sus películas en la pantalla grande.

Pero el tema de la ausencia de espacios disponibles no es todo el problema, también lo es que debido a que las películas de franquicias son casi todo lo que hay en el cine, también son todo lo que el público quiere ver y lo que va a demandar en un futuro. Esto pone en evidencia un problema que engloba al público, los exhibidores y creadores de la industria, que solo podría resolverse con una formación de todos los integrantes, que promueva seguir haciendo historias y contenidos de calidad.