[Más que una biblioteca, es el corazón y la memoria de la Universidad.]

Como estudiante caminé muchas veces por los pasillos del edificio T en el campus central, y desde hace tres años he visto cómo un espacio en el segundo piso ha ido transformándose, con paredes de vidrio y anaqueles en los que se exhiben códices, libros miniatura que tienen a su lado una lupa y un catálogo médico con muestras; era un espacio lleno de misterio para mí. Por la cerradura de seguridad en su entrada y la antigüedad de algunas de sus piezas, creía que se trataba de un lugar exclusivo, como en las películas donde los historiadores encuentran mapas secretos; nada más que la curiosidad fue lo que me llevó a conocer el acervo y tesiteca.

Sergio Velázquez encargado de conservación del acervo, con veintinueve años de experiencia trabajando en la biblioteca central de UPAEP me explicó que, si bien hay algunas restricciones, es en realidad un espacio abierto a toda la comunidad universitaria, y que sí, el anexo guarda algunos secretos, ya que, algunas piezas han llegado en lotes de donaciones especiales, y lo que se hace es extraerlas del acervo general y organizarlos en colecciones especiales que permiten conservarlos de manera adecuada.

Los cinco libros más antiguos datan de entre 1627 y 1632, son muy valiosos porque además de su invaluable contenido uno se sorprende al saber que están hechos de papel moneda, ese papel que, tras un proceso de blanqueamiento y con una imprenta especial permite la impresión de billetes, como en las películas. Afortunadamente en UPAEP, el sistema administrador de la biblioteca y el personal protegen dichos libros antiguos, y preservan la memoria para que dicho legado guarda y así a información esté segura.

Los que sí visitan regularmente el anexo son investigadores especializados de distintas áreas, consultan desde el acervo antiguo, la Colección Américas, la Colección Puebla, la Colección UPAEP, la colección Manuel Antonio Díaz Cid, hasta búsquedas especificas en la Colección Códices; este último cuenta con diez piezas de tipo facsímil, es decir, que son reproducciones exactas de los originales, esta virtud hizo que por años fuera muy complicada su catalogación, sin embargo, gracias a la tecnología se encuentran ahora en exhibición.

El contenido del anexo es muy extenso, el Maestro Giovanni de Simone Maimone, Director del Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI), me explicó que incluso se pueden consultar informes, planes curriculares y documentos de la universidad desde su fundación hasta nuestros días, además, es en este lugar donde se hace la conversión de videos y audios análogos a formato digital, por lo que también resguarda registro de todos los eventos que ha tenido la universidad.

Se preserva además la memoria histórica conservando antigüedades del s. XX, como aparatos de topografía de principio de siglo, una radio de la década de los 30’s, un robot que escanea diapositivas a base de tres lentes ópticos del año 1950, una computadora Macintosh de primera generación. Pero también hay historia implícita de la comunidad UPAEP, antes las tesis se entregaban impresas, luego en disquetes, más tarde en CD´s y ahora se entregan en USB, todo está en el anexo donde más tres mil tesis de Licenciatura y Posgrado de la universidad están en custodia y poco a poco se están digitalizando para su consulta en el portal.

Aunque el espacio parece no influir directamente en la currícula académica de los estudiantes, el acervo general se ha ido especializando para que se utilice como complemento a la bibliografía básica de cada programa académico; mientras que en el área de formación de usuarios alumnos y docentes aprenden a entrar a la base de datos, hacer minería de datos, requisitar información con parámetros de referencia dependiendo de la disciplina y a referenciar trabajos de investigación, es por esto que el anexo especializado es fundamental en el sistema de Biblioteca.

Conocer el anexo y sus secretos bibliográficos también me permitió reconocer a la gente que hace posible el funcionamiento de la biblioteca. Hace 10 o 15 años se necesitaban puros bibliotecarios, “Somos más que una biblioteca, somos el corazón de la universidad en todo lo que tiene que ver con los procesos de información y trabajos de investigación”, concluye el Maestro Giovanni de Simone.