Editorial

No es Puebla, no es Oaxaca, no es solo en Veracruz, pasa en todos y cada uno de los estados del país, a cualquier hora y sin importar el lugar, la violencia aunque las autoridades digan lo contrario, sigue en aumento.

Quizá muy pocas veces ponemos rostro a las estadísticas, pues solemos conmovernos únicamente cuando conocemos a las víctimas, cuando son cercanos a nosotros; en cambio, cuando son un titular más de los medios de comunicación, no nos pega tanto, no dimensionamos la gravedad del asunto.

Y digo gravedad porque hemos pasado de guerra entre grupos armados a sálvese quien pueda, hoy cualquier pretexto es bueno para matar: un celular, unos pesos en la cartera, el género, la preferencia sexual, las creencias religiosas, la forma de pensar, todos estamos expuestos a ser víctimas de la violencia incluso en nuestra propia casa.

La semana pasada murieron dos estudiantes una joven de la UVM en la masacre sucedida en Minatitlán, Veracruz y una más de nuestra institución, en Tuxtepec, Oaxaca al ser asaltada, el único delito de ambas fue estar en el lugar equivocado, el día equivocado.

Nada debían, no tenían nexos con grupos delictivos, las dos, según los diarios tenían vidas de estudiantes destacas, sin embargo, fueron ultimadas por personas que han encontrado en la vida criminal una forma de vida.

Por años, este problema ha crecido, hemos pasado a niveles incontrolables de violencia, las ejecuciones son cada vez con mayor frialdad, no se detienen frente a los inocentes, mucho menos frente a los infantes; al que le tocó, le tocó, y nuestras autoridades continúan con el clásico “son hechos aislados”, les importa poco, por no decir nada las cifras de muertes, de desaparecidos, de secuestros.

Trato de convencerme que somos más personas buenas que malas en este planeta, en este país, pero cada que una de estas noticias circula por redes sociales, en medios de comunicación, me pregunto ¿cómo es que nos convertimos en una sociedad tan cruel? ¿Cuándo dejamos de preocuparnos por lo que le sucede al vecino? ¿Cuál es la causa de nuestra deshumanización? ¿Cómo nos convertimos en cómplices de la delincuencia? ¿Cómo, en nuestros intentos por salvar lo nuestro, de practicar medidas de autodefensa también convertimos en asesinos?

Ya basta de culpar a gobiernos anteriores, ya basta de justificar nuestros actos, es hora de que como sociedad, exijamos, no solo a las autoridades, sino a nosotros mismos a mantener la paz, en nuestro hogar, en nuestra colonia, en nuestro vecindario. Hagamos un alto a la violencia antes de que ésta termine con nosotros.

DIRECTORIO

Publicación a cargo de la Lic. Yolanda Jaimes Vidal, Coordinadora de Comunicación Interna
Grecia Juárez Ojeda, Directora
Cristhian Adal García Hernández, Subdirector, Jefe de Información
Jesús Del Pozo Sotomayor, Jefe de Fotografía
Eric Contreras Santos, Jefe de Fotografía Deportiva
Arlette Sánchez Santos, Editora

Reporteros
Dafne Ixchel Agüero Medina, Jefa de Sección/Cultura
Gibsy Sagrario Gonzalez Garcia, Reportera de Proyectos de Impacto Social

Opinión
Grecia Juárez Ojeda, Colaboradora
Carolina Méndez, Colaborador
Itzel Reyes Camargo, Colaboradora
Roberto Carlos Pérez Hernández, Colaborador
Cristhian Adal García Hernández, Colaborador
Jesús Del Pozo Sotomayor, Colaborador
Rocio García González, Colaboradora
Diego Efrén Torres Fernández, Colaborador

Diseño y Edición Gráfica
Ma. Fernanda Bretón Vega, Coordinadora
Mayra Renne Beltrán Garay, Jefa de Diseño
Amanda Jimenez Cardenas, Jefa de Diseño
Maria Teresa de Jesus Guendulain, Jefa de Diseño
Azalea Hernandez Morales, Diseñador
Azalea Hernandez Morales, Maria Jose Guitierrez Arcega, Miguel Lopez Rosete, Aldo Arturo Gonzalez Ávalos, Rose Mary Susana Figaredo Ilustradores

Esta página puede ser reproducida con fines no lucrativos, siempre y cuando no se mutile, se cite la fuente completa y su dirección electrónica, de otra forma, requiere permiso previo por escrito de la Institución. Términos legales.

Sitio web administrado por: Dirección de Relaciones Públicas y Comunicación.