Del otro lado del mundo

Todos sabemos que el mundo se está cayendo a pedazos. Es lo único que no cambia en las noticias. Y no es sólo por lo que le estamos haciendo a los ecosistemas o las especies con las que cohabitamos, no.

Después de miles de años de existencia, estamos en 2019 y como seres humanos todavía tenemos dificultades para tratarnos decentemente ente nosotros y aceptar nuestras diferencias. Para algunas personas la tolerancia y el respecto siguen siendo conceptos demasiado complejos.

Racismo, sexismo, homofobia, xenofobia, el pan de cada día. Escuchamos o leemos sobre alguno, aunque sea una vez al día, por lo que creo que es normal que ya no queramos enterarnos de las noticias si lo único que hacen es ponernos tristes o de malas, o ambos. Para eso está la universidad. 

Claro que, por tener el privilegio de ser estudiantes universitarios y por la responsabilidad que tenemos con nosotros y los que vienen detrás de, si no formar, al menos contribuir a crear un mejor lugar en el que vivir, hace falta estar informados. Por eso, a continuación, les hablaré de un caso de violación a los derechos humanos del que tal vez no sepan pero que es importante. 

China, país que conocemos por su gran muralla, la película de Mulán, Jackie Chan, el festival de carne de perro y más recientemente porque Trump, fiel a la costumbre de Estados Unidos, no puede estar a gusto sin molestar a otros países.

Pero Trump y Xi Jinping, presidente de China, pueden tener más en común de lo que nos gustaría, ya que desde el 2016, el gobierno chino ha decidido tomarla contra los musulmanes. 

Aunque el islamismo supone apenas el 1% en China, es la religión que predomina en Xinjiang. En esta región el 50% de la población está compuesta por uigures y kazajos, ambos grupos étnicos profesan la religión musulmana. Contrario al resto del país asiático, donde el grupo étnico predominante son los han. 

Sin embargo, esto no es un simple caso de violación a los derechos humanos por islamofobia, no, es algo más complicado que eso y tiene que ver con dos de los motivos que con más frecuencia sacan a relucir lo peor de la humanidad: dinero y poder 

Históricamente es una región de China que siempre ha estado vigilada por su importancia estratégica. En 1945 la población de Xinjiang consistía en 82.7% uigur y sólo 6.2% de han, así que el gobierno empezó a fomentar la migración hacia esa parte del país y funcionó, para el 2008, la población era 46.1% uigur y 39.2% han. Conforme pasaron los años y la economía creció en Xinjiang, los uigures fueron dejados atrás y relegados a trabajos mal pagados en el sector de agricultura.

Esto provocó que en 2009 los uigures protestaran contra la discriminación ejercida por los han y el gobierno chino, pero los resultados fueron violentos.

A pesar de eso, las cosas no se detuvieron ahí, en el 2013 China proclamó la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda y con ello, Xinjiang adquirió una importancia nunca antes vista. Ya que significa una inversión de infraestructura impresionante, para crear una versión moderna de la ruta de seda, dónde la mayoría de sus rutas pasan por Xinjiang.

Ese proyecto y la amenaza de perder una región tan valiosa para el gobierno chino dieron como resultado la construcción de campos de internamiento. Estos lugares fueron construidos con un secretismo casi absoluto, y todos los ciudadanos enviados a ellos son sometidos a un régimen de autocrítica con diversas torturas físicas con el fin de adoctrinarlos para formar mejores ciudadanos “chinos”

Reciben educación, pero esta es en mandarín, que no es la lengua nativa de la mayoría de las personas enviadas. Se promueven matrimonios interétnicos y hay eventos para exaltar el patriotismo y la cultura china. 

Por supuesto, el gobierno chino ha negado las torturas e islamofobia y afirma que los centros son para capacitar profesionalmente con el fin de aliviar el extremismo que existe en la región. 

Pero las personas que han logrado salir de los campos y de China han testificado sobre los horrores que se viven ahí adentro. Castigos para quienes no muestren suficiente “progreso” aprendiendo el idioma o los nombres de días festivos y funerales, mantenerse horas de pie repitiendo “larga vida a Xi Jinping”, los que no aprenden rápido no comen e incluso los privan del sueño. 

En fin, una absoluta tortura con el fin de erradicar a la fuerza a la población musulmana y todas sus ideas de su territorio. Pero ¿Por qué tenemos que estar informados respecto a estas cosas, si están sucediendo en un lugar tan lejano y diferente a México? ¿Por qué es importante hablar de ellas en todos los medios a nuestra disposición? ¿Qué repercusiones puede tener en el mundo este tipo de prácticas? ¿Hay algún antecedente histórico y se puede trazar un patrón?

Cómo siempre es cuestión de informarse, de encontrar expertos y aprender de ellos, de cuestionar y buscar la fuente más fiable. Conocer de estas situaciones puede ayudar a prevenir que sucedan en nuestro territorio, pero hablar de ellas puede ayudar a que las personas que las padecen hoy, dejen de hacerlo. 

DIRECTORIO

Publicación a cargo de la Lic. Yolanda Jaimes Vidal, Coordinadora de Comunicación Interna
Grecia Juárez Ojeda, Directora
Cristhian Adal García Hernández, Subdirector, Jefe de Información
Jesús Del Pozo Sotomayor, Jefe de Fotografía
Eric Contreras Santos, Jefe de Fotografía Deportiva
Arlette Sánchez Santos, Editora

Reporteros
Dafne Ixchel Agüero Medina, Jefa de Sección/Cultura
Gibsy Sagrario Gonzalez Garcia, Reportera de Proyectos de Impacto Social

Opinión
Grecia Juárez Ojeda, Colaboradora
Carolina Méndez, Colaborador
Itzel Reyes Camargo, Colaboradora
Roberto Carlos Pérez Hernández, Colaborador
Cristhian Adal García Hernández, Colaborador
Jesús Del Pozo Sotomayor, Colaborador
Rocio García González, Colaboradora
Diego Efrén Torres Fernández, Colaborador

Diseño y Edición Gráfica
Ma. Fernanda Bretón Vega, Coordinadora
Mayra Renne Beltrán Garay, Jefa de Diseño
Amanda Jimenez Cardenas, Jefa de Diseño
Maria Teresa de Jesus Guendulain, Jefa de Diseño
Azalea Hernandez Morales, Diseñador
Azalea Hernandez Morales, Maria Jose Guitierrez Arcega, Miguel Lopez Rosete, Aldo Arturo Gonzalez Ávalos, Rose Mary Susana Figaredo Ilustradores

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