¿Qué tal su semana? Espero que no estén pasando una crisis y que se encuentren muy bien. El día de hoy tengo un tema que a mi parecer es raro. Yo soy de esas personas que si uno lo halaga se pone nervioso por no saber que decirle a la persona. Hasta cierto punto, creo que es raro porque casi nadie me halaga (se oye triste, pero la verdad es que no lo es).

Siento que a muchos nos ha pasado que cuando hacemos algo (una presentación de tema ante un grupo, cocinamos algo a nuestra pareja, entregamos un trabajo a nuestro jefe, entre otras situaciones), no llegamos a sentirnos mal cuando NO nos dicen te quedó “bien” o “muy bien”, sin embargo, cuando llegan a decir que “no estuvo bueno” o “esta mal” hace que uno se sienta mal o triste porque no cumplió las expectativas de la otra persona. Por ello, es importante que por cada critica mala que tengas, te hagan cinco halagos para hacerte sentir bien (No lo digo yo, lo dice la Psicología). Aunque ojo, siempre va a ser necesario marcar los errores, pero es más necesario aún resaltar los aciertos.

No sé cuantas personas se identifiquen con mi historia, pero aquí va. La semana pasada fui al médico porque me sentía muy mal (tenía dolores de cabeza muy fuertes). Tenía mi cita agendada para las seis de la tarde sin embargo, cuando llegué me sorprendí debido a que habían muchos pacientes (eran cinco).

No tuve de otra más que aceptar que mi tarde en el consultorio iba a correr para largo (pero recuerden, las cosas a veces no salen como uno lo planea). Después como a las 6:30 de la tarde llegó un chico de aproximadamente 18 años de edad, tras pasar unos minutos me percaté que él se sentía muy mal porque de la nada el muchacho vomitó en el cesto de basura. Yo al ver que ya casi me tocaba entrar con el médico, decidí cederle mi lugar.

Al pasar unos 25 minutos (y seguir con un dolor de cabeza fuerte) la secretaria del consultorio me dijo “no es la primera vez que hace esto, usted es una persona muy amable, hace falta más personas como usted”, yo al no saber que responder (y sentirme sin palabras), saqué mi risita tonta y dije “gracias”.

Así que la enseñanza o moraleja de esta pequeña historia es: no es fácil responder a los halagos, ya que debes responder de una manera que la otra persona no se sienta mal (y esto, porque esa persona de alguna manera esta tratando de hacerte sentir bien), así que cada vez que alguien te haga un halago, la palabra “gracias” va a ser una buena respuesta.

Pareciera que la tarea que les voy a dejar ahora es dejar que los halaguen, pero no va a ser así. Esta pequeña actividad va a constar en que halaguemos a al menos 7 personas durante una semana, puede ser a su mamá, hermanos, amigos, al compañero(a), una persona nueva que conozcas o al vecino (es buen inicio para tratar de ligártelo). Al final de esto espero que puedan ver por lo menos una sonrisa de la gente a quien le dan un halago.

Ya saben que si quieren desahogarse o simplemente que alguien los lea pueden escribir a mi página de Facebook Roberto Cuautle. Y pues nada, espero que me sigan leyendo ¡hasta la próxima semana!