En los últimos años, los hábitos de cortesía se han ido perdiendo, por lo que es fundamental trabajar en ser personas educadas, respetuosas, atentas y cordiales para dejar a un lado la indiferencia y el egoísmo. Los hábitos de cortesía nos permiten desarrollarnos en la sociedad.

El diálogo es un intercambio de ideas, opiniones y experiencias entre emisor y receptor, además es la base de toda relación social, ya que nos permite conocer a otras personas y que ellas nos conozcan.

Una forma de iniciar un diálogo es mediante el saludo. De acuerdo al Diccionario de Oxford, un saludo es una “palabra, expresión, gesto o cualquier otro acto que una persona dirige a alguien cuando se encuentran o se despiden, dando muestras de atención, cortesía o afecto”.

El saludo es una manera de conservar la cordialidad en las relaciones humanas, pues saludamos cuando coincidimos con algún familiar, amigo, maestro, compañero o conocido, e incluso al momento de que nos presentan a una persona. El saludo es una forma de reconocer la presencia de esa persona, es decir, la estás tomando en cuenta y así no pasa desapercibida.

Lamentablemente, en la actualidad, el ser humano ya no considera importante emplear estos hábitos de cortesía.

Es desde niños que al ingresar a cualquier lugar, nuestros padres nos enseñan a saludar, y a despedirnos al salir, es decir, es en el hogar que adquirimos buenos modales y costumbres.

Hay que recordar que cada sitio tiene una cultura, existen diversas formas de saludar, no obstante, dependerá del contexto e incluso del país en el que nos encontremos.

No saludar puede convertirnos en personas con poca o nula educación y algunos podrían calificarnos de apáticos o soberbios. Así que recuerda hacerlo siempre. Saludar y despedirte no te cuesta nada, pues ambos son un don.