Mi nombre es Lynn, soy alemana y estoy en México para hacer un intercambio. Es mi segunda estancia larga aquí, así que pueden imaginar que de verdad me gusta el país y la gente que lo habita. Sin embargo, hay aspectos de México y de su gente a los que no me he acostumbrada todavía; algunos me dan risa, y otros me hacen pensar.
Lo anterior, me hizo reflexionar en los llamados clichés, que son aquellas imágenes que tenemos respecto de un país, su cultura o las personas que lo habitan; tales concepciones, en ocasiones, son exageradas y tienden a generalizar. Se puede decir por ejemplo, que todos los alemanes son fríos, o que todos los mexicanos son alegres; es cierto, los alemanes al inicio pudiéramos parecer fríos pues respetamos el espacio vital de los demás, pero seguramente debe haber alguien que sea más cálido y no por eso deja de ser alemán.
Pero no crean que los clichés son pura maldad para crear prejuicios. También nos ayudan a organizar nuestra mente y prepararnos para recibir, por ejemplo, un abrazo de algún mexicano, que pese a ser desconocido, nos abordará con un abrazo o beso sin que esto cause demasiado conflicto en los foráneos, pues ya se sabe que “son alegres”.
En resumen, no son 100% malos, ni tampoco 100% buenos. Hay que utilizarlos adecuadamente y recordar para qué sirven: generalizar la idea que tenemos de una cultura.
Lo que les presentaré cada semana a través de este espacio escrito, serán precisamente estos clichés que como extranjera descubro en los mexicanos y trataré de empatarlos con aquellos con que nos ubican a los alemanes.
Quiero aclarar que no intento descalificar ciertos comportamientos, es más bien un experimento social que me gusta hacer para entender esta cultura en la que estaré de visitante por un año, pues aunque no lo crean me sorprende que pese a ser tan diferentes, las relaciones no sólo diplomáticas entre Alemania y México, sino también profesionales y personales, son muy buenas.
Unos son amistosos y cercanos, mientras los otros son considerados fríos y distanciados. Unos son estructurados y organizados, en tanto que a los otros se les cataloga como impuntuales y desordenados. Para unos es una ofensa expresar una crítica directamente, pero su contraparte no entiende y se hartan cuando se le da muchas vueltas al asunto.
Ya se puede ver a simple vista que las dos culturas tienen varios aspectos en los que son inmensamente diferentes y por eso creo que será interesante ver los clichés y costumbres más detalladamente.