En punto de las 7 am, en el campus central, se organizaron los primeros contingentes para la megamarcha universitaria. Esta vez, a diferencia de las actividades escolares, no hubo profesores dando indicaciones, la logística surgió de los estudiantes, quienes también propusieron las medidas de seguridad necesarias para que el evento se desarrollara de forma pacífica.

El objetivo era llegar a Casa Aguayo para exigir seguridad y justicia luego del asesinato de Ximena, José Antonio, Francisco Javier y el conductor de Uber Josué Emanuel, pero también como una manifestación de rechazo ante la oleada de violencia que afecta a los estudiantes.

Fue así como 150 mil universitarios de 30 instituciones del estado marcharon juntos por las calles, portando pancartas en las que se leían mensajes como “Quiero tener miedo solo de mis sinodales”, “Se metieron con la generación equivocada” o “No nos conocemos pero nos necesitamos” y se gritaba “¿por qué nos asesinan si somos el futuro de América Latina?”.

Ese día los estudiantes no caminaron solos, las muestras de apoyo se hicieron evidentes desde los primeros metros del recorrido: los conductores se solidarizaron, los restaurantes ofrecieron puntos para hidratarse y los testigos en las calles y balcones agradecieron a los manifestantes la iniciativa de salir a las calles por una causa justa. Durante esos momentos, los gritos cambiaron a "¡Ese apoyo sí se ve!"

A pesar del número de jóvenes reunidos, los mismos estudiantes fueron recogiendo su basura, dando paso a los conductores en algunas calles y dando prioridad a las personas con discapacidad.

Los Rectores de las universidades también acompañaron a los estudiantes, entre ellos, Emilio Baños, Alfonso Esparza, José Mata, Mario Ernesto Patrón, Luis Ernesto Derbez y Pedro Grasa, pero solo lo hicieron hasta llegar al zócalo, a petición de Comité Estudiantil Interuniversitario de Puebla, pues el resto del camino lo recorrieron únicamente los universitarios, para sostener el encuentro con el Gobernador del estado, Luis Miguel Barbosa Huerta.

La organización se hizo presente de nuevo, cuando al llegar a Casa Aguayo cada contingente se acomodó en los espacios aledaños a la sede del gobierno del estado. Fue ahí donde los estudiantes de distintas universidades pudieron verse unos a otros e intercambiar gritos de apoyo mientras salía el Gobernador.

También fue ahí donde los miembros del Comité Estudiantil Interuniversitario de Puebla dirigieron un mensaje frente a todos los presentes a la marcha. “Hoy hacemos un llamado para dejar de ser la generación de la indiferencia para ganarnos a pulso el ser la generación de la transformación. No dejemos que nos arrebaten la esperanza, ya basta de permanecer sumisos ante la violencia, ante la injusticia, ante la corrupción y ante la impunidad. Nunca perdamos esa sana inconformidad que nos caracteriza”.

El Gobernador salió finalmente a recibir a los estudiantes haciendo la promesa de garantizar la seguridad de los universitarios y recibió las propuestas y exigencias de los jóvenes. De cualquier manera, pronto ambas partes volverán a reunirse para concretar acciones en consecuencia a las peticiones.

Aquel 5 de marzo, la megamarcha universitaria se convirtió en la más grande los últimos 50 años en el estado de Puebla. Ese día los estudiantes también dieron una lección de compromiso, organización, logística y unidad.