Cada año, el Foro Económico Mundial reúne en Davos Suiza a líderes de gobierno, a empresarios y a miembros de la sociedad civil para discutir los principales asuntos a nivel mundial, discutir las prioridades y promover la cooperación público-privada para darles solución. En esta ocasión el foro se llevó a cabo del 16 al 20 de enero y tuvo como lema en su edición número 53, la “Cooperación en un mundo fragmentado”. El enfoque principal del foro en esta ocasión fue la premisa de que las crisis actuales, por graves que sean, son manifestaciones de deficiencias sistémicas más amplias acumuladas a lo largo del tiempo.

También son el resultado de una visión estrecha de los sistemas como sectores, en lugar de verdaderas entidades multidisciplinares y conectadas en red que son altamente dinámicas, especialmente en el contexto de las meta-tendencias de la Cuarta Revolución Industrial y el cambio climático, de acuerdo a su página oficial. Por lo tanto, las discusiones en el foro se centraron en abordar las actuales crisis energética y alimentaria en el contexto de un nuevo sistema para la energía, el clima y la naturaleza, la alta inflación económica, bajo crecimiento y elevado endeudamiento en el contexto de un nuevo sistema de inversión, comercio e infraestructura, enfrentar los retos en la industria de un nuevo sistema de aprovechamiento de las tecnologías de vanguardia para la innovación y la resistencia del sector privado, abordar la vulnerabilidad social en el contexto de un nuevo sistema de trabajo, enfrentar los actuales riesgos geopolíticos en el contexto de un nuevo sistema de diálogo y cooperación en un mundo multipolar. Se llevaron a cabo mesas de discusión para abordar cada tema, llegar a acuerdos y proponer ambiciosas agendas de trabajo que esperemos conduzcan a mejorar los sistemas referidos. 

Sin embargo, considerando todos los elementos anteriores y haciendo memoria de eventos similares recientes a nivel internacional, me doy cuenta que en todos los foros internacionales se discuten los mismos temas y los resultados no son los esperados. Todos se reúnen con muy buenas iniciativas y expresan su preocupación por los problemas del mundo, pero al regresar a casa se olvidan de lo discutido y vuelven a su realidad y es que si lo analizamos fríamente el mundo se encuentra en una profunda crisis de diversos factores y no se está actuando en consecuencia. Crisis económica, crisis geopolítica, crisis ambiental, crisis social, crisis sanitaria, crisis de seguridad, crisis energética, crisis alimentaria, entre otras y no se ve que haya solución a corto plazo. Por lo tanto, es imperativo que haya un consenso y un marco de cooperación entre el sector público y privado a nivel internacional que revitalicen los actuales sistemas en crisis. Se requieren soluciones urgentes de largo plazo que puedan brindar estabilidad a nivel mundial porque de no hacerlo caeremos en nuevas crisis que cada vez será más difícil sobreponerse a ellas. El futuro no se ve prometedor, lamentablemente.