La Cumbre de los Tres ¿Amigos?
23/11/2021
Autor: Dr. Juan Carlos Botello// Dr. Werner G.C. Voigt
Cargo: Profesor Facultad de Comercio Internacional y Logística//Profesor Emérito

Han pasado cinco años desde la última cumbre de lideres de América del Norte. El 29 de junio de 2016 el primer ministro de Canadá Justin Trudeau recibió en Ottawa al entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama y su homólogo de México, Enrique Peña Nieto. Este encuentro trilateral se acordó con todo éxito una mayor cooperación entre los tres países. Pero con la llegada al poder del entonces presidente Donald Trump, con una actitud de extrema soberbia, decidió cancelar unilateralmente la tradición de muchos años y no fue sino hasta este año que el nuevo presidente Joe Biden decidió revivir las cumbres trilaterales y fue así como invitó al presidente López Obrador y al primer ministro Trudeau para reunirse en la Casa Blanca el jueves, 18 de noviembre de 2021 con el fin de revisar el T-MEC a tres años de su entrada en vigor y si está listo para avanzar hacia la meta ideal que se propusieron los tres países socios comerciales cuando firmaron y ratificaron su alianza económica en noviembre de 2018 – en otras palabras: la integración gradual y paulatina para hacer de Norteamérica la región comercial más potente y competitiva del mundo.

En este contexto fue previsto negociar el fortalecimiento de la competitividad en la región e impulsar un crecimiento equitativo, acordar una visión regional para resolver el problema de la migración, la lucha contra el crimen organizado, una ruta colectiva para acabar con la cuarta ola de la pandemia del coronavirus en Norteamérica y la alarmante política de una contrarreforma eléctrica en México porque los gobiernos de Biden y Trudeau han expresado sus profundas preocupaciones por esa contrarreforma que tiende a violar diversos Artículos del T-MEC. Recordemos que la intención de López Obrador es modificar tres artículos de la Constitución para aplicar cambios severos en el sistema eléctrico nacional, eliminar la energía renovable en favor de un regreso a la utilización de la energía fósil y así fortalecer a la empresa paraestatal, la Comisión Federal de Electricidad. Ese último aspecto de la Cumbre provocó la ira de AMLO y él decidió envenenar el clima de la Cumbre cuatro días antes del 18 de noviembre en su mañanera con las siguientes palabras inexplicables: “Si sale en la conversación, pues también lo tratamos. Es muy sencillo, lo que no aumenta el precio de la luz que termine con los abusos de las empresas particulares” – que generan su propia electricidad. “¿Ustedes creen que me va a costar trabajo decirle esto al presidente Biden o al primer ministro Trudeau? Pues no. Ni modo que ellos estén a favor o protejan corruptos.”

Y solo dos días después, en su mañanera, López Obrador advirtió, que, si los congresistas de Estados Unidos no aprueban una ley para legalizar la estancia de 11 millones de inmigrantes indocumentados en ese país, él – López Obrador – exhibirá a los legisladores que voten en contra con sus nombres, números de teléfono y direcciones de sus hogares: “Ojalá y haya unidad, pero si los legisladores bloquean esta iniciativa lo vamos a dar a conocer aquí.” En su conferencia de prensa en el Palacio Nacional, AMLO señaló que los legisladores estadounidenses nunca deben olvidar  que hay 38 millones de mexicanos en Estados Unidos.

Ante esos insultos personales a Biden y Trudeau y la amenaza masiva contra todo el Congreso de los Estados Unidos, los dos lideres decidieron excluir a AMLO de la primera sesión en la Casa Blanca y relegar a López Obrador a una charla con la subalterna vicepresidenta Kamala Harris – una clara violación del protocolo diplomático. Agregado a ese insulto Biden informo que no van a celebrar una conferencia de prensa al fin del evento.

Lamentablemente, este es el resultado cuando no dejamos la diplomacia en manos de diplomáticos.