El Dr. Emilio José Baños Ardavín asistió en el encuentro entre el Papa León y más de cien representantes de universidades católicas de América Latina, donde el Pontífice exhortó a formar "itinerarios de la mente hacia Dios".
El Dr. Emilio José Baños Ardavín, Rector UPAEP, estuvo presente en la audiencia que el Papa León XIV concedió a los miembros de la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe (ODUCAL) el pasado 31 de octubre en el Palacio Apostólico del Vaticano en el marco del Jubileo del mundo educativo.
Este encuentro se realizó en el marco del Jubileo del Mundo Educativo, una peregrinación que reunió a más de cien representantes de universidades católicas latinoamericanas en Roma; en donde el Santo Padre recibió a los líderes educativos para reafirmar el papel fundamental de la educación superior católica en la formación integral de las personas.
Durante su discurso, el Papa León XIV destacó que las universidades católicas están llamadas a convertirse en "itinerarios de la mente hacia Dios", encarnando su identidad católica distintiva. El Pontífice enfatizó tres pilares fundamentales: formar inteligencias con sentido crítico, corazones creyentes y ciudadanos comprometidos con el bien común, siempre con excelencia, competencia y profesionalidad.
El Papa también recordó el rol histórico de la Iglesia como motor de la educación en América Latina, desde las primeras universidades como Santo Domingo, San Marcos de Lima y México, hasta las instituciones actuales que continúan esta misión. Describió a la universidad católica como "uno de los mejores instrumentos que la Iglesia ofrece a nuestra época".
Al finalizar la audiencia, Dr. Baños Ardavín tuvo la oportunidad de saludar al Papa León XIV y entablar un breve diálogo con el sumo pontífice, lo cual refuerza el compromiso de la Universidad con la misión educativa de la Iglesia y su rol dentro de la red de instituciones que trabajan por el progreso de la educación superior católica en la región.
El Santo Padre concluyó encomendando a los presentes a la Virgen María, Trono de la Sabiduría, y alentándolos a enfrentar con creatividad los retos actuales de la educación.
A continuación presentamos el mensaje completo del Santo Padre a los miembros de la ODUCAL.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. La paz esté con ustedes.
Buenos días a todos y bienvenidos. Voy a intentar ir un poco rápido porque me gustaría saludar personalmente a todos. Entonces, así pasamos un momento también muy fraterno, en el contexto de este Jubileo, de esta presencia de ustedes aquí en Roma.
Saludo al Presidente de la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe, el Padre Anderson Antonio Pedroso, S.I., bienvenido, y a todos los miembros de la ODUCAL que, desempeñando diversos roles, sirven a la misión educativa de la Iglesia.
Su peregrinación a Roma, con motivo del Jubileo del mundo Educativo, es un signo visible de los lazos de colaboración y afecto que deben caracterizar a su Organización. Ustedes son conscientes de que, entre las finalidades de esta red de más de cien instituciones, está el progreso de la educación superior católica y el servir a la sociedad, creando espacios de encuentro entre fe y cultura, para anunciar el Evangelio en el ámbito universitario.
Este peregrinar juntos ya dice mucho, porque expresa la misión misma por la que la universidad nació en el seno de la Iglesia católica: ser un «centro incomparable de creatividad y de irradiación del saber para el bien de la humanidad» [1] en el que «el esfuerzo conjunto de la inteligencia y de la fe permita a los hombres alcanzar la medida plena de su humanidad». [2]
Hoy, la universidad católica —como afirmó el Papa Francisco—, sigue siendo uno de los mejores instrumentos que la Iglesia ofrece a nuestra época, y es expresión de aquel amor que anima cada acción de la Iglesia, es decir, el amor de Dios por la persona humana. [3]
Desde los orígenes mismos de la vida universitaria en América Latina, la Iglesia ha sido motor en la educación. Las primeras universidades del continente —como la de Santo Domingo, San Marcos de Lima, México, y muchas otras— nacieron de la iniciativa de obispos, religiosos y misioneros convencidos de que anunciar a Jesucristo, «Camino, Verdad y Vida» ( Jn 14,6), «es parte integrante del mensaje salvífico cristiano». [4]
Las universidades que ustedes representan, movidas por la misma convicción, «están llamadas a convertirse en “itinerarios de la mente hacia Dios”» [5] encarnando así, la identidad católica que debe distinguirlas. La propuesta de la educación superior católica no es otra que buscar el desarrollo integral de la persona humana, formando inteligencias con sentido crítico, corazones creyentes y ciudadanos comprometidos con el bien común. Y todo esto, con excelencia, competencia y profesionalidad.
Ustedes conocen bien los retos que hoy la educación enfrenta. Con creatividad, y sabiendo que la gracia los sostiene, sigan adelante con la misión que la Iglesia les confía.
Agradezco todos sus esfuerzos y trabajos para llevar adelante esta gran tarea y los encomiendo a la Virgen María, Trono de la Sabiduría, para que, como ella, siempre sean dóciles a la acción de Aquél que es la Sabiduría misma, Jesucristo nuestro Señor. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
Oremos como Jesús nos ha enseñado:
Padrenuestro.

















