Beatriz Pérez Armendariz, del salón de Primaria a la Biotecnología
28/05/2021
Autor: Fernanda Bretón
Foto: Misraim Álvarez Bolaños

La excelencia académica no solo se mide en números sino también en la calidad de cada uno de los miembros del claustro universitario; los profesores UPAEP se distinguen por su calidad humana y UPRESS a través de una serie de entrevistas los reconoce.

Con una gran preparación académica y un alto sentido de responsabilidad social, Beatriz Pérez Armendariz se ha convertido en una de las investigadoras más importantes del estado, y es que cuenta con 3 patentes en el área de Biotecnología de Alimentos, pero, ¿qué la llevó a este camino y cuáles han sido sus mayores satisfacciones? Aquí su historia.

¿Cómo llega a la vida académica y qué es lo que le llama la atención de adentrarse en esta profesión?

Nosotros éramos cinco hermanas y la mayor estudió para ser maestra de Primaria, entonces en esa época en la Ciudad de México de donde soy originaria, recuerdo que la vida del magisterio era una profesión muy noble, ya que al terminar la Nacional de Maestros te daban tu plaza para tiempo completo. Para mi familia nos parecía que la Normal era un trabajo muy noble, mi mamá me sugirió estudiar para maestra de Primaria.

Así que, entró a estudiar a la Normal de maestros y ahí pude aprender cosas muy interesantes como pedagogía, enseñanza de las matemáticas, literatura. Hoy mucho de este conocimiento lo aplico al dar mis clases.

He sido una persona que siempre le ha gustado la escuela y esta profesión sin duda ha sido mi realización.

¿De qué manera se da su paso al área de la biotecnología?

En este campo, estudié Ingeniería en Alimentos, hacía las dos cosas; por la mañana me iba a la universidad y por la tarde corría a dar clases de Primaria.

De las cosas que recuerdo ahora que soy científica, creo que el amor por la ciencia nació en la universidad; mis profesores implementaban un plan de estudio con mucha investigación y aquí me enamoré de esa área, quería ser como ellos.

En cuanto a su primera experiencia frente a un grupo ¿cuándo fue y de qué manera lo vivió?

Frente al primer grupo que estuve, lo que me marcó mucho fue que la plaza que me dieron fue en un lugar muy pobre de la Ciudad de México en las minas de piedra que están en Iztapalapa; el gobierno de Japón donó una escuela y a los mejores promedios de la Normal nos dieron esa plaza.

Ahí los chicos vivían una problemática muy fuerte, una situación de vida muy complicada en ese medio; lo que recuerdo es que me dieron primero de Primaria y en ese tiempo teníamos un método para enseñar la lectoescritura que estaba basado en algunos métodos de aprendizaje franceses de Piaget que van de lo general a lo particular; al ver el contexto de mis estudiantes que a veces llegaban sin desayunar, algunos de ellos trabajaban en la Central de Abastos, algunos se quedaban dormidos. Así que regresé a un método que en México ha funcionado muy bien que es el onomatopéyico y rápidamente los chicos aprendieron a leer.
Con esto me quedó muy claro que es muy importante el contexto histórico y de la sociedad para la transmisión de conocimiento; si bien es cierto que la parte de la didáctica y de la ciencia son muy importantes, como docentes no podemos dejar de lado el contexto de cada sociedad.

Esto me marcó mucho y a partir de ahí mis temas de investigación son muy cercanos a la gente en el contexto social.

La investigación como bien lo dice es una parte fundamental en su día a día ¿cómo se adentra al campo de la investigación y cuáles han sido hasta el momento sus líneas de investigación?

Efectivamente cuando terminó la maestría, hizo el doctorado y el postdoctorado en dos líneas de investigación, la de medio ambiente de Biotecnología Ambiental que es una línea que en mi generación se empezó a notar los efectos de la contaminación, y asumió esa línea en la maestría; pero desde mi formación en Ingeniería de Alimentos, desde la licenciatura hasta el postdoctorado en Biotecnología de Alimentos ha sido mi campo de estudio.

Esta es muy apasionante, porque México es mega diverso y es bastante interesante cómo tantas moléculas funcionales hay en cultivos, material vegetal, microorganismos; lo cual me deja a mi un gran interés en conocer, en descubrir todas estas causas que nos da la naturaleza y por eso, uno se vuelve investigador.

Estas dos líneas me han permitido descubrir cosas muy interesantes; la parte de la resiliencia de los organismos ante factores tan fuertes de la contaminación y por otro lado lo que la naturaleza a través de sus plantas y microorganismos le da al ser humano en beneficio de la salud.

Actualmente, cuento con 3 patentes diferentes en el área de Biotecnología de Alimentos, lo cual a mi me llena de orgullo; las tres son sobre recursos naturales mexicanos y cómo estos se asocian a la salud; aproximadamente 50 tesis dirigidas, he participado en cerca de 40 artículos científicos y he compilado un libro.

En este momento, está en etapa de corrección de estilo una segunda compilación que versa sobre la pandemia y las últimas políticas del etiquetado de alimentos.

¿Cómo se da su llegada a UPAEP?

Llegó hace 19 años a Puebla, con un título como Doctora en Biotecnología, busqué trabajo y no encontré y ante esa situación hice un postdoctorado en el Colegio de Posgraduados y antes de terminar apliqué para una beca de retención a UPAEP, con ella entré a trabajar a la universidad y CONACYT, nos cubría el salario por un año.

Ese año que fui seleccionada, lo recuerdo porque solamente quedamos 50 en la retención y así es como me inmiscuyo en la vida UPAEP, y la verdad es que han sido 11 años muy felices.

Usted ya fue directora Académica de Ingeniería en Biotecnología, ¿cómo fue la experiencia y cuáles han sido los retos que más satisfacción le han dado?

Le agradezco mucho a UPAEP la oportunidad que me ha dado para crecer. Creo que de los mayores retos que tuve cuando fui directora era el plan piloto de si podíamos tener el corredor académico de Licenciatura, Maestría y Doctorado, junto con mi equipo de trabajo y el apoyo de mis superiores esto fue una realidad.

Somos una carrera que creció muy rápido en la parte académica, y el haber impulsado la maestría y el doctorado hacía que la selección de los profesores beneficiara a todo el programa académico.

En estos 11 años en UPAEP, ¿cuáles han sido los aprendizajes que le han dejado sus estudiantes?

Algo que tienen los chicos es que son resilientes en cualquier ámbito, por ejemplo, si reprueban un parcial y cuando hablas con alguno de ellos te das cuenta de su contexto, es cuando palpas esa resiliencia. Todos los alumnos que se arriesgan y tienen temores al final pueden caerse, pero su resiliencia me llena mucho y me da confianza.

El espíritu de UPAEP, nos hace poner al estudiante en el centro; esto ayuda a formar fuertes lazos con ellos ya que se sienten escuchados.

¿Para usted cómo ha sido formar estudiantes bajo una dinámica tan única como la que plantea UPAEP?

Siempre se ha vivido el espíritu de poner a la persona en el centro, es algo que se vive todos los días en la institución.

Esto es muy enriquecedor, porque nos permite incrementar desde distintos ángulos la formación de nuestros estudiantes; definitivamente el ambiente, los valores y la misión de UPAEP se viven.

Otros datos

Su esposo y sus dos hijas son quienes roban su admiración, ya que considera que los tres han contribuido mucho a su crecimiento personal. Su esposo es quien escucha sus temores y estrategias para resolver sus problemas; en cuanto a sus hijas dijo, son un gran soporte y de cierto modo consejeras para resolver muchas problemáticas.

Se declara una apasionada del cine, especialmente el denominado cine de culto,
su director favorito es Clint Eastwood; en cuanto a los mexicanos se declara fan de Guillermo del Toro de quien recuerda su ópera prima, “La invención de Cronos”, la cual sigue siendo su favorita.

Le gusta leer la Biblia, y durante mucho tiempo este gusto por la lectura la llevó a conocer la literatura hispanoamericana, “Los pasos perdidos”, de Alejo Carpentier es una historia muy cruda que le encantó, al igual que “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez.

Tiene un gran interés por informarse sobre la política destacando entre sus columnistas favoritos Manuel de la Borbolla y Julio Astillero.