Lepanto, el día que María salvó la cristiandad
07/10/2021
Autor: Francisco Javier Rangel Hilario CCR

Año de 1571, el sultán de Turquía, tras varios siglos de guerras santas entre el cristianismo y el islam, guerras que se entablaban por los lugares santos, por territorio, por rutas de comercio, por estabilidad económica, por libertad, se propone de manera despiadada acabar con el cristianismo y con el mundo occidental de un solo golpe. El sultán Selím II, dueño de la flota naval más grande que había existido hasta entonces, encarga a sus mejores almirantes atacar Viena, dirigiéndose por el mediterráneo. Por su parte, el papa San Pio V, tras ver la necesidad de preparar la defensiva, acude al rey cristiano más poderoso del momento, Felipe II, rey de España. Es así como, tras diferentes reuniones entre el Sumo Pontífice y algunos reyes cristianos, se funda la Liga Santa. La Liga se conforma de militares españoles, venecianos y de los Estados Pontificios. Solo faltaba una cosa y era de suma importancia, ¿Quién lideraría la flota cristiana contra la flota turca? Tras ponerlo en oración, la Liga Santa elige a un joven de tan solo 24 años para liderar lo que después sería recordada como la batalla más importante de la historia occidental. Don Juan de Austria, nombrado anteriormente como el General Supremo de los Ejércitos del Rey de España, fue elegido ahora por la Liga Santa como Almirante General y defensor del cristianismo en dicha batalla.

A pesar de la unión de los reinos más importantes del cristianismo y, tras la traición del reino francés que firmó un acuerdo de paz y comercio con el sultán turco, el panorama del destino de occidente no era muy esperanzador. Fue en este momento que, Su Santidad Pío V, decidió pedir ayuda directa al Cielo, particularmente a la Madre del Creador. La Virgen María ya había ayudado de manera decisiva a los cristianos en los siglos anteriores. Fue María la que evangelizó la Península Ibérica, prometiendo al apóstol Santiago que estaría con él, es así como nace la advocación de la Virgen del Pilar. Siglos después, fue María la que evangelizó el nuevo mundo, decidiendo aparecerse a San Juan Diego y dándose a conocer por medio de él a los habitantes de México que la reconocieron inmediatamente como la Reina del Cielo. Por lo tanto, era momento de volver a pedir ayuda a aquella que nunca había abandonado a sus hijos cuando más lo necesitaban.

Fue ante esta necesidad que, San Pío V decidió pedir a toda la cristiandad intensificar el rezo del Santo Rosario por el bienestar de Europa y la victoria de la Liga Santa en la Batalla de Lepanto. Fue así como, ante una mayoría de parte de los turcos, el 7 de octubre de 1571, la Liga Santa obtuvo la victoria sobre el ejército enemigo. Y desde entonces, se integró a las letanías a la Virgen María, del rezo del Santo Rosario, se añadió la letanía de “Auxilio de los cristianos”. Además, se puso la fiesta de la Virgen del Rosario el 7 de octubre y desde entonces, la conmemoramos recordando a los valientes soldados que dieron su vida y a la Madre del Cielo que los recibió con amor y les dio el premio de la vida eterna. Fue solo gracias alsacrificio de ellos que, la influencia turca no inundó Europa occidental y, muy probablemente, los virreinatos españoles que había en el continente americano.

Recordemos pues, cristianos del siglo XXI que, aunque las cosas parezcan difíciles, aunque el panorama sea oscuro, tenemos el auxilio del Cielo y tenemos a la mayor de todas las intercesoras que nos acompaña y nos da fuerza en la batalla. No permanezcamos pues ociosos, sino que salgamos a dar la cara y enfrentar a los enemigos que amenazan al cristianismo en nuestro tiempo. ¡Viva Cristo Rey!