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Egresados UPAEP con espíritu transformador y al servicio de Dios
28/06/2022
Autor: Cecilia Guadalupe Ruiz Romero 

Luis Alfredo Antúnez Silva, egresado de la facultad de Filosofía y David Alejandro Rodríguez Melgoza, egresado de la facultad de Ingeniería en Manufactura de Autopartes  y de Filosofía, platican sobre su encuentro con Dios  y cómo descubrieron su vocación al sacerdocio.

La inquietud más intensa de Alfredo Antúnez por acercarse a Dios fue en la etapa final de sus estudios de Preparatoria, aunque a los 15 años había recibido el llamado, cuando inició su preparación para recibir el Sacramento de la Confirmación.

“Era un adolescente muy rebelde y sin intereses religiosos, pero mi madre me metió a la parroquia para hacer mi confirmación. Aún con el descontento y sintiéndome obligado a obedecer, me abrí a la experiencia al ver a más adolescentes alló lo que me motivó a quedarme allí”.

Cuenta que, con el tiempo, surgió su gusto por las actividades de la Iglesia y aunque no le gustaba reconocerlo, comenzaba a participar de diversas formas y a pasar mucho tiempo ahí. Su cercanía con la Iglesia lo llevó a contemplar las manos de una imagen de un Cristo crucificado y a identificar, que tanto dichas manos como el santísimo sacramento en la Hora Santa, le provocaban sentimientos intensos que él tradujo como una invitación para servir a Dios en un futuro.

Después de estas experiencias, llegó a la UPAEP, gracias a la sociedad apostólica Cruzados de Cristo Rey e inició su etapa formativa en Filosofía, sin embargo, dicha etapa tuvo que ser interrumpida, ya que las emociones y sentimientos de haber dejado su casa en Chihuahua, a su familia y amigos, provocaron que solo terminara el primer semestre e incluso  abandonar también a Cruzados de Cristo Rey.

Afortunadamente, después de un año regresó con mayor firmeza en la elección de su camino. Pero, aun así, eso no evitó que surgieran momentos duros de soledad y de sentir un “abandono espiritual”, en el que, a pesar de creer en Dios, parecía como si él no estuviera. No obstante, dichos momentos fueron los que lo hicieron más fuerte, o como él dice “fueron pruebas que le confirmaron finalmente su vocación”, en donde suma ya 12 años dedicados a Dios.

No obstante, el camino no fue fácil, Antúnez Silva, confesó que debido a su decisión perdió la comunicación con su papá durante un tiempo debido a que sus padres tenían expectativas o planes distintos para su futuro; su madre quería tener nietos y su padre -un hombre muy estricto y respetuoso- deseaba cualquier otra cosa, menos que fuera sacerdote. Sin embargo, después de este rechazo “Dios le moldeó el corazón y con el tiempo su actitud cambió”. Eventualmente, sus padres lo apoyaron después de superar la sorpresa de dicha noticia.

Su mensaje es que no deberíamos espantarnos ante nuestras inquietudes cuando sentimos que Dios nos llama o Dios nos habla, pues siempre es bueno hacer una prueba ante esa inquietud. Él invita a todos los jóvenes a darse la oportunidad de vivir la experiencia ya que no hay nada que perder al ir a un retiro vocacional.

“Dios llama a todos, pero tú eres el que da la respuesta a ese llamado [...] sea para la vida religiosa, sacerdotal, matrimonial o para cualquiera de las vocaciones que hay en nuestra iglesia. Hay que descubrir: ¿qué es lo que Dios me está pidiendo a mí en estos momentos?. Los amigos, sacerdotes e integrantes de los Cruzados de Cristo Rey, además del Padre Gabriel (nuestro capellán universitario), son las personas con las que podemos acercarnos y compartir esa inquietud”, acotó. 

 

El llamado de David 

Por su parte,  David Alejandro Rodríguez Mendoza llegó del Puerto de Veracruz a UPAEP a estudiar Ingeniería debido a que la promoción vocacional que realizaron en su preparatoria con el plan de estudios de UPAEP, lo atrapó. Aunque, también mencionó que además de su gusto por los autos y la oferta académica de la universidad, para su madre, ver a la Virgen de Guadalupe en un mural de la universidad, selló su permanencia, pues para ella fue significativa la identidad católica.

Al ser hijo único y de madre soltera, salir de Veracruz para estudiar su Ingeniería en la UPAEP fue un evento muy fuerte dado que su madre se quedaría sola. Sin embargo, este no fue el más difícil, ya que, faltando solo tres materias para concluir la licenciatura, David le externó su nueva inquietud vocacional a su madre: ser sacerdote. Dicha noticia la sorprendió y no entendía la razón del cambio de decisión, sin embargo, después lo aceptó totalmente al grado de seguir su formación de manera muy cercana.

El cambio de decisión surgió gracias su participación en la Pastoral Universitaria que llevan los Cruzados de Cristo Rey en la UPAEP, grupo al que se acercó como estudiante de Ingeniería  y dónde se sumó a actividades como las adoraciones nocturnas,  las Misiones entre otras. 

Sumado a lo anterior, cursar una de las materias de Formación Humanista, cuyo trasfondo era la Doctrina Social de la Iglesia, lo llevó a darse cuenta de que lo que aprendía en esta asignatura era lo que realmente quería vivir; que Cristo reine en la sociedad. Además, su llamado al servicio de Dios, sucedió durante una Oración Nocturna realizada en un campamento acompañado de un Sacerdote de los Cruzados de Cristo Rey, en la cual le surge y escucha la pregunta: “¿y si eres sacerdote?”.

Este evento fue significativo para él ya que ver a los Cruzados, era verse así mismo. Ellos, le reflejaron lo que él mismo sentía que era o, en su caso, lo que quería ser; se identificó. Todo esto, lo llevó a comunicarle a un sacerdote su inquietud y recibió su apoyo para ayudarlo a encontrar la respuesta de la misma. Posteriormente, concluyó sus estudios en Ingeniería e ingresó al seminario con los Cruzados para después regresar a UPAEP a estudiar Filosofía. 

Al igual que en la experiencia de Antúnez Silva, Rodríguez Melgoza tuvo momentos de crisis en los que se vio tentado a rendirse. Muchas veces, esas subidas y bajadas junto con los problemas en su camino, le hacían cuestionarse si estaba en el lugar correcto y lo llevaban a creer que una solución era desertar. Sin embargo, todas esas veces llegó a la conclusión de que no era la solución y que eso no respondía al problema. Por lo tanto, esto lo acercó más a Dios y lo hizo mantenerse firme en su decisión,  repitiéndose a sí mismo “me mantengo firme porque tú, Señor, sigues diciendo que sí” lo que le ha mantenido de pie por 10 años, hasta ahora.

Para finalizar, David Alejandro Rodríguez Mendoza dice que “en la juventud y sobre todo cuando ingresamos a la universidad, es un tiempo en donde el corazón está dilatado y quiere comerse el mundo; quiere hacer muchísimas cosas que se pueden vivir dentro de la universidad”. Por ende, nos invita a platicar las inquietudes del corazón con Dios. Él dice, “preguntarle qué es lo que quiere para ti, pídele que te de la gracia y la ayuda para poder responder a lo que él quiere para ti”.

Tanto para Antúnez Silva como para Rodríguez Menlgoza, saber que la universidad está por cumplir medio siglo de existir, es decir que esta a un año de festejar su 50 aniversario, los llena de alegría ya que cada aniversario significa recordar y proyectar a futuro, pero además significa que sigue creciendo y caminando con la esperanza de cumplir con los retos de dar respuesta a la sociedad, a la cultura y al tiempo que estamos viviendo.

“UPAEP es mi alma mater, mi casa y mi familia, estudiar aquí, es una dicha; te forma completamente y su solidaridad es la que crea corrientes de pensamiento que forman líderes que transforman a la sociedad”, expresaron.