Hace pocos días vi por primera vez la película de Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge) y quedé fascinada y conmovida, sobre todo porque es una historia basada en hechos reales. Ver esta película inspiró este texto, pues en él voy a hablar un poco de qué trata esta obra, pero, aún más importante, quiero expresar los sentimientos que causó en mí y, sobre todo, reflexionar acerca de ellos y mis inquietudes sobre ser una persona amable. Hasta el último hombre es una película dirigida por Mel Gibson, estrenada en Australia el 16 de octubre de 2016. Está protagonizada por Andrew Garfield, quien interpreta a Desmond Doss, un joven nacido en Estados Unidos, en 1919. Por lo que se cuenta en la película, Desmond vivió los primeros años de su vida con su mamá, su hermano y su papá, veterano de guerra. Cuando la Segunda Guerra Mundial estalló, su hermano, Harold Doss, se enlistó para servir a su país y Desmond sintió que era su deber hacerlo también. Sin embargo, Desmond era un hombre de fe que, por un incidente en su niñez, creía muy fuertemente en el mandamiento de “no matarás”. Al enlistarse, él sostiene que no va a cargar con un arma, que no va a aprender a usarla y que, en efecto, no va a matar a nadie; se une al ejército para ser un paramédico, él quiere salvar vidas, no quitarlas.
La película es de corte biográfico: cuenta un poco sobre la infancia de Desmond, las complicaciones que tuvo en los campos de entrenamiento, y sus días en la batalla de Okinawa, en donde “rescató a 75 compañeros heridos a pesar de ir desarmado” (Sadurní, 2022). Ese resumen no hace justicia a lo impactante que Hasta el último hombre. Como ya dije, hay escenas en la película que cuentan la batalla de Okinawa, es decir, escenas de guerra: contenido sensible. Y, más allá de las escenas crudas, a lo largo del filme hay muchas otras que despiertan sentimientos de tristeza, de esperanza, dolor, incluso diversión, etc. Pero, al menos yo, tuve a lo largo de la película muy presente el sentimiento de asombro y también sentí una gran inquietud sobre lo que significa ser amable, ser una buena persona.
Confieso que yo he tenido la gran duda de cuánto hacer por los demás, de cuándo es suficiente de perdonar a alguien, qué tan paciente debería ser; así que las películas que tratan, aunque sea de manera muy superficial, el tema de ser alguien bueno, me gustan mucho (p. ej. Forrest Gump, Intensamente 2, Todo en todas partes, al mismo tiempo). Sin embargo, a pesar de que estas historias son muy bellas, suelen ser ficción, a diferencia de Hasta el último hombre, que es un testimonio de que una persona como Desmond Doss existió.
El acontecimiento más largo e impresionante que retrata la película es cómo, después de una batalla en el archipiélago de Ryukyu, Desmond se quedó allí, en la cima y, durante más de una noche, estuvo bajando a sus compañeros con la intención de salvarles la vida, pidiéndole a Dios cada vez “salvemos a uno más”. Incluso narran que Desmond bajó a dos japoneses, del bando contrario, con la intención de salvarles la vida. Me pregunto cómo fue capaz de tal acto que reflejó no sólo valentía, sino también humanidad y, si queremos decirlo, de amor y respeto hacia los seres humanos. En la película nos cuentan que, de pequeño, Desmond golpeó a su hermano en la cabeza con un ladrillo, su hermano sobrevivió pero fue un incidente que lo dejó marcado. Después, nos revelan que su padre lo golpeaba a él, a su hermano y a su madre; Desmond podía aceptar y soportar los golpes, pero no toleraba más la violencia hacia su mamá, por lo que en una ocasión, le apuntó a su papá con un arma. Es decir, Desmond no parecía alguien perfecto o alguien que no guardara enojo o hubiera sido impulsivo, por lo que me pregunto qué lo llevó a hacer un acto tan magnífico como salvar a 75 soldados heridos, ¿fue una cuestión sólo de fe?
Confieso que una de mis inquietudes más grandes es que deseo ser una buena persona, pero no estoy segura de qué significa. He tenido conflictos con distintas personas a lo largo de mi vida, quienes me han lastimado mucho; durante un tiempo, decidí aceptar esos comportamientos y superarlos con la idea de que aquellas personas que me dañaron habían tenido una vida difícil. Después creo que pretendí estar en el extremo opuesto: no aceptar nada de nadie, no dejar pasar, no justificar, no perdonar. Ahora me doy cuenta de que es insostenible: he lastimado a quien amo y quien me ama me ha lastimado, es bueno ofrecer disculpas y perdonar a las personas; sin embargo, ahora me queda esa inquietud profunda: ¿Qué tanto debo perdonar a alguien? ¿Cuándo ha sido suficiente?
Algunas personas piensan que no guardar rencor te hace una mejor persona, que perdonar te hace una mejor persona; sin embargo, creo que puedo reconocer en Desmond, una vez más, algo muy simple que a veces parezco olvidar: las personas no son blanco y negro y la vida no consiste siempre de dicotomías. Desmond, suponiendo que todo lo que narran en la película fue verdad, guardó rencor al menos un tiempo, cometió errores y amaba a su mamá, pero le era difícil aceptar a su papá. A pesar de ello, fue tan bondadoso como para tener la disposición de salvar a alrededor de 75 personas en la guerra, fueran sus amigos o no, fueran enemigos o no. Estoy consciente de que ser una buena persona no es algo teórico, comprender la respuesta a mi inquietud no me hará una buena persona, una persona amable; también sé que serlo va mucho más allá de saber cuándo perdonar y cuándo no; pero quiero construirme, poco a poco, saber cuándo parar, cuándo ceder, cuándo aceptar y cuándo no.
Ver Hasta el último hombre fue desgarrador, hay una escena en donde la mamá de Desmond le dice a su hijo que “ojalá hubiera visto a su padre antes de la guerra”, porque había cambiado mucho; lo cual me pareció sumamente triste, pues el mundo sigue padeciendo guerras y las personas siguen participando en ellas. Qué tragedia enamorarse de alguien que regresó siendo otra persona, y no saber cómo manejarlo, porque tal vez lo justificas diciendo que “es así por lo que vivió”, pero aunque sea cierto, ¿cómo se puede vivir al lado de una persona que hace tanto daño?
La película retrata también un ciclo que se rompe, los horrores de la guerra y cómo cambiaron de manera negativa a un padre, pero no a un hijo. Desmond fue grandioso, pero me inquieta mucho el por qué él no cambió, qué hay detrás de su grandiosidad: ¿fortaleza? ¿fe? ¿fortaleza y fe? ¿Nació siendo tan grandioso o se formó así? ¿O ambas?
Deseo crecer y aprender, deseo mejorar mi persona, ser más amable, más empática. Hasta el último hombre no sólo fue dolorosa de ver, también fue inspiradora; Desmond fue un ejemplo a seguir, y me pregunto qué tengo que hacer en mi vida, cómo debo pensar, qué debo priorizar, para siquiera llegar a ser sólo un poco de lo que él era.
Referencias:
Sadurní, J. M. (2022, septiembre 02). El héroe de la Segunda Guerra Mundial que nunca disparó una bala.
Historia, National Geographic
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