El peso de nunca ser suficiente: Expectativas y éxito propio
27/02/2025
Autor: Dra. Eva María Pérez Castrejón
Cargo: Jefa de promoción de Posgrados y Modalidades a Distancia

A diario reflexiono sobre quienes tenemos un trabajo de tiempo completo, invirtiendo horas extras para cumplir objetivos. A esto se suman responsabilidades familiares, el cuidado de la salud física, y compromisos profesionales como la actualización constante, la investigación, el desarrollo de estrategias para mejorar relaciones públicas y vínculos laborales, así como el fortalecimiento de las relaciones humanas en los equipos de trabajo. También enfrentamos situaciones donde lo laboral trasciende a lo personal, además de las actividades adicionales que asumimos para fortalecer nuestra imagen profesional a nivel local, nacional e internacional.

Naturalmente, esperaríamos que nuestros seres queridos y personas cercanas pudieran reconocer todo este esfuerzo. Sin embargo, esto no es una obligación —lo hacemos voluntariamente, por decisión propia, quizás para satisfacer nuestra necesidad de éxito y autoestima— aunque innegablemente existe un impacto emocional y psicológico cuando no recibimos ese reconocimiento.

Es fundamental establecer un equilibrio en nuestro quehacer y poner límites, especialmente cuando hay personas que, en lugar de contribuir a nuestros objetivos, solo generan un ambiente tóxico y complican las cosas. Es vital construir, no destruir. Reconozco que es imposible alcanzar la perfección en todo y satisfacer completamente a los demás, especialmente cuando pretenden que adivinemos sus expectativas. Lo que no podemos permitirnos es perder nuestra identidad y desperdiciar nuestra capacidad de seguir construyendo y aportando lo mejor en la familia, el trabajo, lo profesional y en nuestra identidad como seres únicos e irrepetibles. Debemos abandonar la búsqueda interminable de validación externa, pues nunca lograremos satisfacer a todos. El costo emocional de la perfección impuesta puede ser abrumador, llevándonos a cuestionar la autenticidad de nuestros logros o a desarrollar una autoexigencia extrema por temor al fracaso. Concluyo enfatizando la importancia de identificar qué metas son verdaderamente nuestras y encontrar la paz en nuestro propio camino, lo cual no implica alejarnos de quienes nos rodean, sino aprender a equilibrar amor y autonomía.