La disciplina: puente clave entre sueños y logros educativos
04/03/2025
Autor: Dra. Eva María Pérez Castrejón
Cargo: Jefa de promoción de Posgrados y Modalidades a Distancia

En columnas anteriores he destacado la importancia de la comunicación en las relaciones humanas, ésta como herramienta fundamental para compartir experiencias de vida que amplían el conocimiento, entre muchas otras cualidades. Inicio con este concepto porque, después de estar por más de 25 años en espacios educativos, puedo dar fe de lo virtuoso que es ver a jóvenes que se esfuerzan por ser cada día mejores y no limitan su vida de forma reduccionista a solo ir a la universidad, sino que realizan actividades extraacadémicas, participan en mesas directivas, pertenecen a grupos de voluntariado y, por qué no, también trabajan sin descuidar su vida personal, amistades y familia.

Esto sucede porque seguramente en casa, desde pequeños, se les inculca y se les induce a vivir en la disciplina, que va desde respetar horarios, mantener limpios los espacios donde habitan, pensar en los demás, cumplir con los objetivos trazados, no dejar proyectos o iniciativas a medias, y esforzarse por ser mejores cada día, entre muchos otros aspectos. Pero no debemos entender que la disciplina es restricción o rigidez, sino una herramienta clave para el éxito personal y profesional. Más allá de tener grandes fortunas, la disciplina forma parte de la imagen de una persona que piensa en los otros y contribuye al tejido social, además de hacernos mejores personas. Seguramente un día no habrá un papá, una mamá, familiar o tutor que diga sí a todo, sino otro ser humano que por razones laborales o personales diga no. Entonces, ¿cómo podrán quienes no son disciplinados enfrentar las crisis sociales que naturalmente ocurren si nunca han conocido este valor? Enseñar y motivar la disciplina es amor, es ayudar a ver la realidad y saberla confrontar sin justificar la inacción y sus consecuencias, por más duras que parezcan. Es un hábito que cada individuo va desarrollando pero que requiere compromiso y madurez. Esto se lee sencillo, pero desafortunadamente es algo de lo que muchos carecen, porque lo más fácil es no cumplir objetivos o metas, decir "no puedo" o justificarse con un "me siento estresado" o "me surgieron otras cosas".

La disciplina es un valor; convirtámosla en un estilo de vida y seamos ejemplo para las generaciones que siguen. No es solo un beneficio personal, sino también familiar y social. Busquemos trascender y no vivir en zonas de confort que paralicen nuestras habilidades y competencias en busca de la mediocridad.