Como pegar a la piñata con los ojos vendados, así es como se perciben las acciones de Andrés Manuel López Obrador en la mayoría de sus propuestas.

Si bien la situación del país es un total “cochinero”, como dice AMLO para justificarse, o como sus seguidores señalan “es muy poco tiempo para exigirle lo que no se exigió en cerca de 100 años a las anteriores administraciones”, es un hecho que repudiar todo lo que se hizo en el pasado y por capricho eliminar programas o reformas no es el camino más idóneo.

Y ya que la fecha lo amerita, el tema educativo es en el que nos enfocaremos en este número. Si han leído las noticias de las últimas semanas, se habrán dado cuenta de que tal y como lo dijo en campaña, AMLO echará atrás la “mal llamada Reforma Educativa”.

Y no me mal interpreten, coincido en este punto de la “mal llamada” porque ésta no cambiaba en nada el proceso de enseñanza-aprendizaje, sino que más bien era una reforma administrativa.

Es decir, el documento aprobado en el sexenio de Peña Nieto, se limitaba a “regular” el ingreso, promoción y permanencia de los docentes en el sistema público de educación básica, más no así  se garantizaba con ello la calidad en la educación.

Entonces ¿por qué está mal lo que quiere hacer Andrés Manuel López Obrador al presentar su iniciativa para cancelar la reforma educativa? Bueno, porque según lo que ha pregonado el Señor Presidente, quiere acabar con la corrupción y en el tema educativo garantizar la educación pública, gratuita y de calidad en todo el país.

Vamos por puntos, si bien la “mal llamada Reforma Educativa” de Peña Nieto fue muy controversial al considerarla punitiva, cierto es que es indispensable evaluar a los profesores, y sí, también capacitarlos como plantea AMLO en su “Acuerdo Educativo” para garantizar en verdad calidad en la educación.

Además, si partimos del hecho de que al interior de las instituciones hay mucha gente que no solo no tiene estudios, sino que obtuvo su puesto por compadrazgo o a través de una práctica tan común como es la venta de plazas, se hace imprescindible la evaluación aunque sea señalada de “punitiva”, pues de lo que se trata aquí es de anteponer la calidad educativa a cualquier bandera o color partidista.

En términos simples si no se atiende el problema de corrupción que existe claramente dentro de las instituciones, si no se hace una limpia general de quienes no cumplen con el perfil de profesor, será imposible que el Acuerdo Educativo diseñado por la administración López Obradorista logre lo que propone y se quede simplemente en el papel.

Otro punto importante a tratar en este mismo rubro es el tema de entrega de becas y el hecho de que los maestros ya no podrán reprobar a los chicos en los dos primeros años de educación primaria.

Si  bien es cierto que los niños no pueden ser reprobados por la desidia e irresponsabilidad de sus padres, es también cierto que en los primeros años de educación primaria y preescolar uno aprende las bases para asegurar el éxito en los años subsecuentes: hablemos de aprender a escribir y/o contar, ¿cómo se espera garantizar una educación de calidad cuando esta etapa será simplemente pasadas por alto con tal de evitar los altos índices de reprobación?

¿Cómo pasar por alto el hecho de que un padre de familia irresponsable no se levantó temprano para ir a dejar a su hijo a la escuela y prefiere que se quede en casa bajo la tutela de la televisión o el internet en el peor de los casos? ¿Cómo pasar a un niño de año si éste no fue más que a tres clases en comparación con sus compañeros que quizá registraron 3 faltas a lo mucho durante su año escolar? ¿Cómo equiparar el conocimiento que adquirió el niño del primer caso, con el aprendizaje del pequeño del segundo caso?

Ahora bien en el tema de las becas si bien es cierto que algunos jóvenes necesitan apoyo económico para no abandonar sus estudios, hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones las becas no siempre son entregadas a quienes realmente lo necesitan pues nada garantiza las personas que están recibiendo las becas son realmente acreedores a dicho incentivo.

Creo que si hubiera un seguimiento a la entrega de incentivos económicos y que éste no sea el simple hecho de estar inscrito en una escuela pública, el recurso sería justamente distribuido, pero como no es así, esta buena intención del Presiente puede leerse como una dádiva o chayote del gobierno actual para no perder simpatizantes.

No repruebo el "Acuerdo Educativo" que propone la actual administración federal, creo que sí tiene puntos rescatables como el hecho de que regresen las materias de civismo, valores, cultura, arte o música a la educación primaria; o la urgencia de atender la educación indígena, así mismo el hecho de que se capacite a los profesores, pero si no se atienden estos tres puntos que se tocaron en líneas anteriores, lejos garantizar la calidad educativa el llamado "Acuerdo Educativo" no pasará de una buena intención más del sexenio.