Hoy te voy a contar una divertida historia del mundo del arte que tiene que ver con los colores, una tienda y aspectos legales que le impiden a alguien entrar a comprar a dicho establecimiento.
Pero antes de comenzar, tenemos que recordar el 2016, cuando la firma británica NanoSystems desarrolló un pigmento capaz de absorber hasta un 99,96% de la radiación de luz visible; esto quiere decir que al pigmentar cualquier objeto con él, deja de reflejar la luz, por lo que no se distinguen las dimensiones de ese objeto, y puede llegar a parecer una simple mancha plana de pintura negra. A esta sustancia, que es la más oscura, se le dio el nombre de Vantablack.
El “color” fue creado para darle uso en los tubos de los telescopios e incluso como camuflaje y así fue, hasta que apareció en la escena Anish Kapoor ¬ —el escultor autor del Cloud Gate, ubicado en el Millennium Park en Chicago— y compró los derechos exclusivos para su utilización, con una sola condición, que fuera utilizado con fines artísticos; sin embargo, es la única persona que puede adquirir la cantidad que le parezca conveniente, lo que algunos artistas consideraron como un monopolio poco ético. Aunque pareciera un tema trivial, en un mundo en el que los colores son la materia prima, todo mundo se indignó, y entonces a alguien (Stuart Semple) le ocurrió crear El rosa más rosa del mundo y lo puso a la venta en su página en línea, para todos menos para Anish Kapoor. Se supone que para lograr ese objetivo, cada persona que lo compra acepta una cláusula en la que señala no estar relacionado de ninguna manera con el escultor, pero a pesar de eso, tiempo después, Kapoor subió una foto para demostrar que había conseguido comprarlo.
Todo el tema había quedado en el pasado, hasta que hace unas semanas se inauguró una tienda de pigmentos Premium en Londres, a la que todo mundo puede entrar menos, obviamente, Anish, e incluso pusieron a un guardia afuera de la tienda, con su foto, para indicar que está vetado, y toda persona que quiera entrar, debe firmar un documento en el que asegura no estar relacionado con el artista.
Hasta el momento no ha habido respuesta de Anish Kapoor, pero seguro que la habrá porque, en una guerra de egos, no hay quien quiera ser el último en responder.
Fredy: Un saludo a Paulino de la carrera de Arquitectura generación otoño 2019, éxito en esta nueva etapa de su vida.
Raquel: Me encantó el miércoles de integración, realmente esta escuela es diferente a todas a las que había asistido.
Citlali: Con toda la actitud comenzando la segunda semana.
José: Le deseo un buen día a todos especialmente a los colaboradores.
Wendy: Saludo a mis mejores amigas Ana y Paola de la carrera de Negocios, besos.
Lau: Le deseo a toda la comunidad UPAEP que tenga un muy bonito día.
Michelle: Saludos a todos mis amigos de FILSE.
Rosa: Chicos ya pueden adquirir sus boletos para la Noche Mexicana.
Alex: Disfrutando al máximo mi último semestre de la carrera de Gastronomía.
Indy: Feliz feliz Cumpleaños a Leobaldo Becerril.
Fabi: Me encantó el miércoles de U Market porque venden cremitas para las manos.
Pepe: Saludos a todos los chicos de nuevo ingreso.
Ivonne: Saludos a los chicos nuevos de Deportes.
Anónimo: Los invito a asistir a la Noche Mexicana, realmente se pone muy divertida y con un ambiente súper sano. Amelia: Saludos a mi mejor amiga Liliana de la carrera de Contaduría, generación 2017.
Por: Paco Rubín
Isadora tomó el diminuto clavo de aquella caja.
Lo sostuvo entre sus dedos, lo hizo bailar, iba y venía entre los giros, vuletas al mundo en ochenta días tan sólo unos instantes.
Pequeño, de metal.
Una flor pero sin pétalos y sin belleza, casi insignificante.
Punto final para escribirlo en la pared con tinta de martillo.
Lo acercó a la pared, quizá como cuando Dios colocó el sol en medio de la nada.
Lo dejó quieto, calladito.
El ruido vino cuando el martillo lo rozó con agresivas caricias.
Cada martilleo simulaba un palpitar de corazón, relámpagos, voces sin voz, constantes melodías.
Y el clavo se iba hundiendo como en arenas movedizas, se iba perdiendo al interior, como el deseo de un hombre entra las piernas de una dama.
Iba llegando al fin a su destino.
Isadora colgó entonces el espejo, como se cuelga el suicida en una soga, como se cuelga el péndulo en el tiempo, como los días colgados en el calendario, como se cuelga el abrigo en el perchero luego de la tormenta.
Colgó entonces su belleza en el espejo cuando Isadora se miró.
Y las dos Isadoras sonreían.
Publicación a cargo de la Lic. Yolanda Jaimes Vidal, Coordinadora de Comunicación InternaGrecia Juárez Ojeda, DirectoraCristhian Adal García Hernández, Subdirector, Jefe de InformaciónJesús Del Pozo Sotomayor, Jefe de FotografíaEric Contreras Santos, Jefe de Fotografía DeportivaArlette Sánchez Santos, Editora
ReporterosDafne Ixchel Agüero Medina, Jefa de Sección/CulturaGibsy Sagrario Gonzalez Garcia, Reportera de Proyectos de Impacto Social
OpiniónGrecia Juárez Ojeda, ColaboradoraCarolina Méndez, ColaboradorItzel Reyes Camargo, ColaboradoraRoberto Carlos Pérez Hernández, ColaboradorCristhian Adal García Hernández, ColaboradorJesús Del Pozo Sotomayor, ColaboradorRocio García González, ColaboradoraDiego Efrén Torres Fernández, Colaborador
Diseño y Edición GráficaMa. Fernanda Bretón Vega, CoordinadoraMayra Renne Beltrán Garay, Jefa de DiseñoAmanda Jimenez Cardenas, Jefa de DiseñoMaria Teresa de Jesus Guendulain, Jefa de DiseñoAzalea Hernandez Morales, DiseñadorAzalea Hernandez Morales, Maria Jose Guitierrez Arcega, Miguel Lopez Rosete, Aldo Arturo Gonzalez Ávalos, Rose Mary Susana Figaredo Ilustradores
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