Los juguetes mexicanos se caracterizan por el material con el que se elaboran (madera o tela) y asimismo el gran colorido. El primero en la lista es el tradicional trompo, fabricado con madera, no obstante, también hay de plástico, es un juguete que a través de una cuerda que se enrolla a su alrededor, se lanza con fuerza e inicia a girar en una superficie plana.
El balero se conforma por un palo largo de madera, sujetado a un cordón que está unido a una pieza en forma de barril y que tiene un agujero. El objetivo es insertar el barril en el tallo usando solamente una mano y balanceándolo hasta conseguirlo.
El origen del yo-yo se remonta a China y Grecia. Además, el término proviene del tagalo, legua nativa de Filipinas, y quiere decir volver. Este juguete se compone de dos discos de madera o plástico unidos por un eje central, conservando así una ligera separación, en la que se encuentra un cordón que le permite subir y bajar.
Acerca del origen de la lotería, se dice que en China precristiana hubo un juego parecido, otros comentan que apareció en fiestas romanas y genovesas. Sin embargo, la idea que más se acepta es que surgió en Italia en el año 1400 y después se expandió en Europa. A México, llega en 1769, pero solamente la aristocracia colonial la jugaba.
Este juego consiste en ir llenando con fichas el tablero, de acuerdo al orden en que se vayan dictando las imágenes previamente revueltas, el primer jugador en completarlo, grita lotería y significa que ya ganó.
En 1991, durante un trabajo de arqueología en un estacionamiento en la Ciudad de México, se recabaron unas pequeñas esferas de piedra, barro y vidrio, llamadas canicas. Existen diferentes tipos como: agüita, es de vidrio transparente y sin adornos, el tirito, es opaca y sin adornos; pepita, es una canica pequeña, de la mitad de diámetro de una normal aproximadamente, entre otros. Hay diferentes modalidades para jugar a las canicas.
Estos son algunos de los juguetes tradicionales mexicanos, aunque se encuentran otros como las muñecas de trapo o cartón, el papalote, la matraca, las marionetas o títeres, las tablitas de madera, la pirinola y las cuerdas para brincar. Pero, esto se los contaré en la próxima publicación.
Fredy: Un saludo a Paulino de la carrera de Arquitectura generación otoño 2019, éxito en esta nueva etapa de su vida.
Raquel: Me encantó el miércoles de integración, realmente esta escuela es diferente a todas a las que había asistido.
Citlali: Con toda la actitud comenzando la segunda semana.
José: Le deseo un buen día a todos especialmente a los colaboradores.
Wendy: Saludo a mis mejores amigas Ana y Paola de la carrera de Negocios, besos.
Lau: Le deseo a toda la comunidad UPAEP que tenga un muy bonito día.
Michelle: Saludos a todos mis amigos de FILSE.
Rosa: Chicos ya pueden adquirir sus boletos para la Noche Mexicana.
Alex: Disfrutando al máximo mi último semestre de la carrera de Gastronomía.
Indy: Feliz feliz Cumpleaños a Leobaldo Becerril.
Fabi: Me encantó el miércoles de U Market porque venden cremitas para las manos.
Pepe: Saludos a todos los chicos de nuevo ingreso.
Ivonne: Saludos a los chicos nuevos de Deportes.
Anónimo: Los invito a asistir a la Noche Mexicana, realmente se pone muy divertida y con un ambiente súper sano. Amelia: Saludos a mi mejor amiga Liliana de la carrera de Contaduría, generación 2017.
Por: Paco Rubín
Isadora tomó el diminuto clavo de aquella caja.
Lo sostuvo entre sus dedos, lo hizo bailar, iba y venía entre los giros, vuletas al mundo en ochenta días tan sólo unos instantes.
Pequeño, de metal.
Una flor pero sin pétalos y sin belleza, casi insignificante.
Punto final para escribirlo en la pared con tinta de martillo.
Lo acercó a la pared, quizá como cuando Dios colocó el sol en medio de la nada.
Lo dejó quieto, calladito.
El ruido vino cuando el martillo lo rozó con agresivas caricias.
Cada martilleo simulaba un palpitar de corazón, relámpagos, voces sin voz, constantes melodías.
Y el clavo se iba hundiendo como en arenas movedizas, se iba perdiendo al interior, como el deseo de un hombre entra las piernas de una dama.
Iba llegando al fin a su destino.
Isadora colgó entonces el espejo, como se cuelga el suicida en una soga, como se cuelga el péndulo en el tiempo, como los días colgados en el calendario, como se cuelga el abrigo en el perchero luego de la tormenta.
Colgó entonces su belleza en el espejo cuando Isadora se miró.
Y las dos Isadoras sonreían.
Publicación a cargo de la Lic. Yolanda Jaimes Vidal, Coordinadora de Comunicación InternaGrecia Juárez Ojeda, DirectoraCristhian Adal García Hernández, Subdirector, Jefe de InformaciónJesús Del Pozo Sotomayor, Jefe de FotografíaEric Contreras Santos, Jefe de Fotografía DeportivaArlette Sánchez Santos, Editora
ReporterosDafne Ixchel Agüero Medina, Jefa de Sección/CulturaGibsy Sagrario Gonzalez Garcia, Reportera de Proyectos de Impacto Social
OpiniónGrecia Juárez Ojeda, ColaboradoraCarolina Méndez, ColaboradorItzel Reyes Camargo, ColaboradoraRoberto Carlos Pérez Hernández, ColaboradorCristhian Adal García Hernández, ColaboradorJesús Del Pozo Sotomayor, ColaboradorRocio García González, ColaboradoraDiego Efrén Torres Fernández, Colaborador
Diseño y Edición GráficaMa. Fernanda Bretón Vega, CoordinadoraMayra Renne Beltrán Garay, Jefa de DiseñoAmanda Jimenez Cardenas, Jefa de DiseñoMaria Teresa de Jesus Guendulain, Jefa de DiseñoAzalea Hernandez Morales, DiseñadorAzalea Hernandez Morales, Maria Jose Guitierrez Arcega, Miguel Lopez Rosete, Aldo Arturo Gonzalez Ávalos, Rose Mary Susana Figaredo Ilustradores
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