Sergio Daniel Rodríguez Serrano
Mi nombre es Sergio Daniel Rodríguez Serrano, tengo 15 años y practico taekwondo. He participado en 27 torneos organizados por distintas escuelas; el más importante para mí ha sido el Torneo Independencia ya que obtuve el primer lugar en combate y formas. Uno de mis mayores orgullos es haber obtenido mi cinta negra. Para llegar a ella tuve que recorrer un camino largo, lleno de dificultades y de experiencias.
Mi aventura con el taekwondo comenzó cuando yo tenía 8 años. Al principio me costó trabajo entender la disciplina que requiere este deporte, sin embargo, conforme iba avanzando en su práctica logré entrar en su mística. Mi profesor, Joao Rojas, director de la escuela Juventud Marcial, me dijo que el taekwondo es más que un deporte de contacto, es un arte que ennoblece nuestro espíritu y nuestra vida.
Cuando realicé mi examen para pasar a la primera cinta avanza estaba muy nervioso, ya que me iba a evaluar una campeona olímpica. Cuando me entregaron mi cinta me sentí satisfecho con todo mi trabajo y los sacrificios que hice para llegar ahí. Después me fijé como meta la cinta negra. Para lograrlo sabía que tenía que entrenar aún más y ser uno de los mejores alumnos de la escuela.
Al principio, en mis primeros torneos, tenía mucho miedo y nervios: nunca sabes lo que va a ocurrir dentro de la zona de combate. A veces quedaba en tercer lugar y, a pesar del logro, sentía un poco de decepción porque cualquier deportista quiere estar en lo más alto del podio. Sin embargo, no me di por vencido. Después de las peleas pensaba en los errores que había cometido y, durante mis entrenamientos, traté de corregirlos. Sabía muy bien que mis oponentes también mejorarían para los siguientes torneos así que el esfuerzo sería doble.
Con el tiempo sentí que empezaba a ganar en técnica, fuerza y elasticidad. Gané algunas competencias y pude analizar mejor a mis contrincantes. Cada pelea requiere una táctica diferente y, por eso, la experiencia es importante. Gracias a mis resultados fui parte de la primera generación de un proyecto nuevo llamado “Fusion Power”, en el cual participan los mejores quince alumnos de una asociación compuesta por 6 escuelas de taekwondo. Al final, después de una reñida competencia, quedamos en segundo lugar
Además de hacer exámenes y participar torneos, he tenido oportunidad de asistir a campamentos de verano para seguir desarrollándome en el deporte. Esto me ha ayudado a ser independiente, levantarme en la madrugada y empezar con la rutina de ejercicios. Además, me ha ayudado a ser más responsable ya que soy el encargado de cuidar a mis compañeros de cuarto. Esto ha hecho que muchos profesores me conocieron en ese momento, por mi carácter de liderazgo.
Un año antes de ganar mi cinta negra, empecé a tener dolores en las rodillas. Al principio no le di tanta importancia, pero con el paso del tiempo el dolor aumentó. Mis padres me llevaron con un especialista para que me revisara las rodillas y, después de algunos exámenes, descubrieron que se trataba de la enfermedad Osgood-Schlatter. Este síndrome es causado por la práctica intensa de saltos, patadas y contacto físico. Mis tendones estaban muy lastimados, por lo tanto el médico solicitó urgentemente un descanso. Esto me provocó un poco de desilusión. Sin embargo, supe esperar, retomé mis entrenamientos cuando mejoró mi salud y pude obtener mi cinta negra. Ahora tengo muchas metas en el taekwondo. Espero seguir con un buen desempeño en mis torneos y participar con el equipo representativo de la UPAEP.