En este mes patrio vale la pena reflexionar sobre el futuro próximo del país. El nuevo gobierno está cerca de cumplir un año en funciones, y gracias a las conferencias matutinas del presidente y al trabajo de los periodistas, todo lo que se ha hecho y que se planea hacer es de conocimiento público.

Algunas de sus acciones han tomado por sorpresa a muchos, sobre todo a sus simpatizantes, pero esto no ha tenido grandes repercusiones en la opinión pública. Según encuestas recientes, AMLO todavía cuenta con más del 60% de aprobación ciudadana, un porcentaje alto en comparación con sus antecesores a estas alturas del sexenio. Aun así, las decisiones más controversiales que ha tomado el gobierno son también las que más pueden afectar el futuro próximo de México.

Como es bien sabido, el tema que más preocupa a la sociedad mexicana el día de hoy es la inseguridad, que no ha hecho más que aumentar mes con mes. El primer trimestre del año fue declarado el más violento de la historia moderna de México, con casi 9 mil homicidios dolosos. Las estrategias que ha tomado el presidente frente a este problema han sido la movilización de la Guardia Nacional y “regaños” a los narcotraficantes y huachicoleros, principales causantes de la violencia en el país.

Todos sabemos que la violencia es un problema complejo y que no puede ser resuelto en unos meses, pero esto nos lleva a cuestionar otras dos de las decisiones del presidente y su partido: los recortes de presupuestos al deporte y actividades culturales.

Diversos estudios han demostrado que el acercamiento al deporte y las artes son dos factores que influyen mucho en los niños de zonas pobres a no caer en actividades delictivas, que es de donde muchos cárteles reclutan, ya que se les promete dinero "fácil" y no hay muchas otras alternativas. ¿Qué pasará con los niños ahora que las escuelas no tengan suficientes recursos para mantenerlos a todos en las aulas o las canchas?

Por si eso no fuera suficiente, el presidente ha demostrado que el crecimiento académico de los mexicanos no está en sus prioridades, pues aunque sin duda hay corrupción en esas divisiones, se le quita fondos a todos para después, quizá, investigar a quiénes no merecían las becas, dejando sin oportunidad de estudiar en otras partes del mundo o incluso en distintos estados del país a miles de estudiantes y profesores que se han esforzado para ser aceptados en los programas.

Pero es claro que la mentalidad de López Obrador sigue en el pasado, ya que a pesar de los incansables esfuerzos e investigaciones de científicos que advierten sobre el cambio climático, este gobierno apoya más que ningún otro en este siglo a los combustibles fósiles y las mineras. Pensando más en las ganancias que pueden generar estos negocios, que en la vida y el futuro de los ciudadanos, el presidente se ha mostrado sordo ante cualquier crítica, tachando a sus opositores con adjetivos peyorativos.

Todavía faltan más de 5 años para que termine la presidencia de Obrador y no está demás darle el beneficio de la duda, pero tampoco podemos quedarnos como simples espectadores, esperando que todo salga bien y luego ver qué hacemos si no es así. Ahora más que nunca hay que ser críticos, pues es nuestro futuro el que está en juego.