Esta película dirigida por Billy Wilder, planteada en su mayor parte a manera de flashback, cuenta cómo un guionista desempleado y una antigua estrella del cine mudo cruzan caminos de manera incidental: él está huyendo y termina en el cobertizo de una mansión que cree abandonada. Al final, saldrá de ahí con una oferta de trabajo que, bajo sus condiciones, resultará sumamente conveniente de tomar.

Una vez que ha aceptado esta propuesta laboral, el guionista se dará cuenta de que la situación se torna turbia, pues los límites entre ambos personajes se irán difuminando cada vez más, debido a la condición emocional de uno de ellos y a sucesos que irán ocurriendo paralelamente en la vida del otro.

A lo largo de la película podremos conocer un poco más de estas vidas que, en principio parecerían extrañas, pero conforme vamos sabiendo más sobre ellas, se irán aclarando notablemente.

El tema de esta película es, el como a veces nos negamos a aceptar las cosas y dejarlas ir y el cómo nos encerramos y nos aferramos a lo que fue, por miedo a aceptar quienes somos ahora y por último, el cómo a veces las mentiras piadosas no son tan buena idea como lo creemos.

Considero que esta es una muy buena película, puesto que, representa muy bien el cómo muchas personas se quedan estancadas en cierta etapa de sus vidas, y en concreto, creo que representa bien lo que para muchos actores del cine mudo significó este cambio en la forma que se hacía el cine: la llegada del sonido.