Cualquier equipo que busque trascender en el ámbito deportivo necesita una motivación y una planeación para alcanzar una meta. Hablar de un equipo triunfador o ideal es utópico porque, a pesar de tener a los mejores jugadores del mundo, no garantiza el éxito si el entrenador no sabe a lo que juega o si la directiva no conoce la responsabilidad de dirigir un equipo.

Hablemos por partes, una directiva que no respeta la historia o la importancia que tiene tu disciplina en el ámbito deportivo, es muy poco probable que los triunfos lleguen. Incluso es el mismo fatalismo quien llega a dominar a todo un equipo cuando un plantel va a la baja. Un equipo se arma para ganar, no sólo para participar porque se tiene que participar. De lo contrario, sería como una brújula sin sentido o dirección.

En cuestión al equipo, a los que juegan en la cancha. Hoy en día, no basta sudar la camiseta -y otros discursos románticos que han cegado al aficionado- sino que se busque la calidad y se defina un estilo de acuerdo con las cualidades deportivas. Estirpe rara en un deporte donde lo habitual es jugar donde se cobra y no se siente nada (o el parámetro es sentir en medida que se cobra). Retomando, un equipo no puede salir a jugar sin saber a qué jugar. Es ilógico y atípico, pero no imposible ver a escuadras que, estando la cancha, no sepan para que lado remar.

Dado a las circunstancias que vivimos en el deporte, los modelos deportivos caen en la simplicidad numérica y en el primer fracaso, son las planeaciones deportivas las que se cortan de inmediato y es este simplismo que desacredita lo conseguido. Sucede en el deporte de alto rendimiento, sucede en el deporte profesional y sucede en el deporte estudiantil.

La falta de cultura deportiva, esa misma que se padece en gran medida, porque es fácil reprocharle al jugador y cuestionar al director técnico si puede hacer más con lo que tiene, cuando una directiva es la primera que merma sistemática al plantel. Pero como cada rol es diferente, queda en ellos demostrar que se necesita capacidad necesaria. En realidad, cualquier rol que juegues, te sentirás a gusto en la medida en que mejor se desempeñe y qué tanta ambición tienes para lograr lo que tanto se anhela.