Karla López Sánchez

El problema de los seres humanos es que al ver una flor muy hermosa no la dejamos ahí para que crezca, sino que la arrancamos para volverla “nuestra”. Eso es exactamente lo que sucede con los elefantes y su marfil. A todos desde pequeños nos enseñan en los libros de nuestras escuelas a los animales, nos enseñan cómo son, cómo pronunciar sus nombres y en dónde los podemos encontrar. ¿Qué pasaría si un día los elefantes dejan de aparecer en nuestros libros? El ser humano ha exterminado no solo una gran cantidad de seres vivos sino también muchas áreas naturales a lo largo de su historia. ¿Qué pasaría si el elefante se suma a esa larga lista?, ¿qué haremos cuando el elefante se vuelva un vago recuerdo de lo que fue y no lo podamos ver más allá de los libros de historia? Eso está a punto de pasar.

La caza de marfil se ha vuelto uno de los negocios ilícitos mejor pagados. Esta práctica ha generado millones de víctimas, un juego en el que el único que gana es el vendedor del marfil y la primera pieza en caer son los elefantes. Se calcula que en un plazo de 15 años los elefantes podrían llegar a estar completamente extintos. Se estima que sólo quedan entre 690.000 y 472.000 elefantes, aunque hay sospechas de que la cifra es mucho menor. Muchas organizaciones han intentado detener esto, pero sigue existiendo mucha gente que no entiende las implicaciones de la caza de los elefantes y sigue comprando el marfil.

En China existe un mercado legal que está dedicado a la compra y venta del marfil, pero éste solo tiene permitido vender 5 toneladas de marfil, el cual no es suficiente para la gran demanda que hay. También existen muchos sitios dedicados a la venta ilícita del marfil. La gente usa este material como amuletos o afrodisiacos, sin pensar en el gran daño que causan a la naturaleza y el ecosistema que habita el elefante. A pesar de los esfuerzos de varias organizaciones para que esta práctica termine, hasta ahora no hay muchos resultados positivos. Algunos pobladores que conviven con los elefantes dicen que ellos están a favor de su caza, ya que esto evita que ellos invadan sus tierras. Si tomamos en cuenta que los elefantes existen desde hace 30 millones de años y los seres humanos apenas llevan 200 mil años, me pregunto: ¿quién está invadiendo el territorio de quién? ¿Quién está arrebatando lo que le pertenece al otro? Por supuesto, además de su territorio, lo que está en juego son sus crías, su alimento, su libertad y, lo peor, su vida.

¿A qué nivel de cinismo hemos llegado para arrebatarle al otro lo que le pertenece? ¿A dónde tendremos que llegar para darnos cuenta que debemos parar? Debemos proteger el mayor regalo que nos ha dado la naturaleza: la vida de sus animales.