Era el mes de mayo cuando en Cannes se celebraba la premiere de Once Upon a Time in Hollywood; en el panel con el director y los actores, una periodista le preguntó a Tarantino por qué si tenía en su reparto a una actriz de la talla de Margot Robbie, le había dado tan pocas líneas, a lo que él simplemente respondió: “I reject that hypothesis” y a lo que posteriormente, Robbie declaró que su personaje no necesitaba de diálogos para mostrar sus facetas.
Mucho se habló de tan tajante respuesta, y poco después, cuando la película vio la luz en el resto del mundo, empezaron a surgir opiniones ocasionadas por el desconocimiento de la trama, que afirmaban era una cinta misógina y fetichista por el retrato que se hace de las mujeres, en especial en las últimas secuencias.
La película hace referencia al crimen cometido por Charles Manson que terminó con la vida de Sharon Tate, en el que también participaron un par de mujeres pertenecientes a la familia Manson, una comunidad de jóvenes que surgió del movimiento hippie de la época. Se piensa que por el final fatal de la cinta, el discurso se torna reprobable y que además utiliza la figura de Tate como un objeto para que la trama funcione.
Lo cierto es que, a lo largo de la historia, son precisamente los personajes femeninos quienes están dotados de características como inteligencia, sabiduría y belleza en un sentido no solo físico, sino también interior. Basta con ver aquella escena en la que el personaje de DiCaprio se encuentra en el set de rodaje con una actriz de 8 años, que le habla sobre el absurdo de la palabra que nombra a su profesión y le hace entender el motivo por el cuál debe continuar su carrera; aspecto por el que después logra dar una de las mejores actuaciones.
Margot Robbie, en efecto, tiene pocas líneas, pero se le dedica una secuencia completa en la que su personaje se da el permiso de verse en pantalla grande y sentirse orgullosa de su trabajo; se le dota de una categoría intelectual cuando compra una primera edición de Tess de los d'Urberville para su esposo y, además, muestra su complicidad con otras mujeres cada que interactúa con ellas.
Sus apariciones son, en definitiva menos que las de DiCaprio y Brad Pitt, pero toda la historia se construye para narrar lo que le sucedió y dar un nuevo retrato de su existencia. Si lo anterior no bastara, es a través de sus personajes masculinos que Tarantino establece una postura: cuando Rick se preocupa por su pequeña compañera en el rodaje y Cliff se niega a aceptar alguna propuesta.
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