Ha llegado el mes patrio, el septiembre de las calles con adornos tricolores, la degustación de comida típica, el tiempo de escuchar sones, guapangos, música ranchera, banda pero también el día para celebrar nuestra mexicaneidad.

Quizá podamos decir que no hay mucho qué celebrar porque seguimos sometidos al régimen estadounidense y de mucha independencia económica que gocemos pues imposible.

Lo que sí podemos decir de nosotros como mexicanos es que somos únicos y que como México no hay dos.

El mexicano y México tienen características peculiares, destacamos por nuestro carácter y peculiar forma de ser, que a ojos de extraños, parecemos una eterna fiesta; logramos, aunque seamos los más anti sociales compartir con el foráneo eso de lo poco o mucho que amamos de nuestro hermoso país. Acogemos sin dudar a quienes nos visitan y lugar que visitamos, lugar en que dejamos huella.

De México se habla por su gastronomía, por sus playas, por su envidiable clima, su colorido, su folclor, entre otros.

A quién no se le pone chinita la piel al escuchar el himno nacional cuando hay eventos deportivos, cómo no sentirse orgullosos de los deportistas que nos representan en el extranjero cuando éstos portan con orgullo la bandera tricolor. ¿Cómo no colgarnos la medalla de ellos cuando sabemos el maravilloso país en el que nacimos?

Es Septiembre y todo México lo sabe, es tiempo de usar las hermosas prendas de bordados de colores que nos distinguen, que además son distintos según la región.

Cada estado tiene sus peculiaridades, cada ciudad su encanto y cada rincón, por pequeño que parezca tiene un platillo típico, un acento, un detalle que le caracteriza para llevar, como diría Luis Miguel, a México en la piel.

Disfruten las fiestas patrias y siéntanse orgullosos de sus raíces que como México, definitivamente no hay dos.