Ya hemos hablado anteriormente de las controversias que se producen en el arte contemporáneo y conceptual por la cantidad de obras que se ven actualmente en los museos, aquellas hechas de objetos cotidianos que con un discurso detrás están siendo exhibidas y valuadas en miles de dólares. Seguramente más de una vez, si te has encontrado frente alguna obra de este tipo, habrás dicho o alguien te habrá mencionado la típica frase de “yo lo pude haber hecho”.
Si solo vemos el objeto como tal, ya sea un vaso medio lleno, un urinario, dos relojes o una lata con un nombre, puede parecer simple, solo tomaron objetos y les dieron un significado, pero lo complejo está en ese discurso que se teje detrás de cada uno, por ejemplo, “El Vaso Medio Lleno”, creado por Wilfredo Prieto que pone en jaque este discurso, pues si alguien más intentara hacer lo mismo con otro vaso y un trozo de madera, sería una copia, por lo que no tendría ningún valor.
El urinario titulado “La fuente de Marcel Duchamp” que en su momento revolucionó la forma en que se concebía el arte, tiene valor porque fue una obra revolucionaria para su época, ya que se atrevió a cuestionar el significado de un objeto cotidiano, porque cuando lo trasladas de su lugar habitual a un museo o galería de arte, el objeto cambia de estatus y se convierte en objeto de arte, adquiere otro valor.
“La Merda d'artista” es otro ejemplo con el que Piero Mazoni se burló del sistema del arte, al argumentar que cualquier objeto podía ser vendido a precios exorbitantes, pues estas latas que a día de hoy no se sabe qué contienen dentro realmente, recibieron el precio de lo que, para ese entonces, valían 30 gramos de oro.
Así que si nos basamos en esos tres discursos, efectivamente, un objeto adquiere otro valor simplemente porque se le ocurrió a un artista, pero para responder la pregunta de si cualquiera lo pudo haber hecho, la respuesta es que no, porque las circunstancias que llevaron al artista a producir esa obra son personales, nadie más tuvo sus experiencias ni su visión para dotar a una cosa común de un significado que removiera el mundo entero del arte, y por lo tanto se hiciera más valiosa de lo que ya es por el simple hecho de llevar un nombre detrás.
No cualquiera puede tomar un reloj y lograr que se exponga en una galería de arte, así que la próxima vez, pregúntate cuál es el significado que hay detrás de él.