“En México te matan por defender la naturaleza”, así tituló el New York Times, un artículo de opinión en referencia a la muerte de Homero Gómez González, defensor del hábitat de la Mariposa Monarca, quien fue encontrado sin vida después de 16 días de desaparecido.

Esta muerte, se suma a muchas otras a lo largo y ancho de un país en el que la impunidad gobierna y seguirá gobernando mientras la avaricia y el trabajo fácil siga existiendo.

La Reserva de la Biosfera, de la Mariposa Monarca, fue reconocida en 2008 por la UNESCO como patrimonio natural debido a que las montañas albergan una variedad de microclimas y numerosas especies endémicas de flora y fauna. Además, la Reserva es la casa de millones de mariposas que viajan desde Canadá para refugiarse de las bajas temperaturas.

La muerte del protector de este espacio natural, se suma a las 13 del año pasado de activistas ambientales asesinados en Chiapas, Veracruz, Guerrero, Morelos, Puebla, Tabasco, estados ricos en recursos naturales, y ahora se suma Michoacán, estado cuyo bosque representa aproximadamente el 30% del total de su territorio, lo que representa un jugoso negocio para la tala clandestina.

No por nada, el año pasado, Enrique Guadarrama López, segundo visitador general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), anunció su preocupación por la situación de violencia en contra de los defensores al señalar la desventaja de éstos con respecto al poder de las empresas, ya que éstas tienen estructuras sólidas conformadas por equipos de abogados preparados para litigar y cabildear a favor de las corporaciones, y añadiría yo, en desventaja con el crimen organizado, que sin tentarse el corazón, está acabando poco a poco con nuestros recursos naturales.

Quizá muchos se enteraron de la noticia, leyeron el titular y continuaron viendo las actualizaciones de sus notificaciones en redes sociales, sin embargo, hay que tener conciencia de lo que este hecho significa, no solo para la gente o habitantes de las poblaciones que se han quedado sin protectores de los recursos naturales, sino pensar seriamente en lo que significa el poder por el poder, una vez que se acaben los bosques, que se acaben las minas, ¿qué seguirá? ¿El agua?

Creo que ahí sí será como en los juegos del hambre, haremos todo por conseguir ese vital líquido, y no será uno contra el mundo, sino todos contra todos. Todo es un ecosistema y debemos cuidar no solo el agua, sino también de los bosques, los animales y demás recursos naturales que poseemos.

Los invito a indignarse por la muerte, no solo de Homero, sino de todos los que han dado su vida por proteger la vida de los espacios que nos dan vida a todos.