Estamos en febrero y con él llega una de las ferias de arte más importantes de América Latina con sede en México, ZONA MACO, y también una de las más polémicas por sus “cuestionables” obras de arte, en especial después de aquella mítica entrevista que Avelina Lésper le hizo a una de las artistas sobre su instalación titulada México-Tenochtitlán, la cual estaba conformada por varias cubetas con agua acomodadas en el piso.

Para quien no lo sepa, Zona Maco es una feria enorme en la que participan galerías, colectivos o espacios independientes de México y otros países, con el fin de promocionar el arte moderno y contemporáneo, además de otras disciplinas como diseño, fotografía e incluso antigüedades; sin embargo, últimamente también se ha convertido en un evento social en el que desfilan personalidades de todos los ámbitos.

Asimismo, este año me llama la atención que hasta Mercedes–Benz México realizó el lanzamiento de la SUV GLB 250 y la expuso en uno de los stands de este evento que se supone solo está dedicado al arte, lo cual habla de la popularidad de la que se ha hecho en los últimos años.

De cualquier manera, este también es un evento dedicado a los coleccionistas de arte por lo que las obras que se pueden encontrar van desde las que pondrían parecer absurdas, hasta algunas que pueden ser muy convencionales y estéticamente bonitas, pues el fin es que las vendan en algún punto, de ahí la usencia de textos en las paredes, que expliquen su significado, como en los museos.

Aunque Zona Maco se haya vuelto un evento para ver y ser visto, se agradecen este tipo de sucesos que ponen en la agenda el tema del arte como un asunto importante, no solo a través de la exposición de sus obras, sino también por medio de conferencias y talleres en los que se pueden evidenciar temas actuales como el feminismo o la identidad de cada país.