Es evidente que el transcurso económico, político y social no vive sus mejores momentos. Como universitarios podemos distinguir entre buenas acciones y otras que no lo son, sin embargo, la polarización de la sociedad mexicana se distingue por ocupar dos bandos, el de los que alaban al presidente y el de los que no.

Aquellos que no están de acuerdo con el desempeño del país son en general personas de medio y alto ingreso. Por ejemplo, personas con algún tipo de negocio han tenido que cerrar sus puertas porque no hay crecimiento económico o por la violencia e inseguridad que se vive. Para aquellos con familiares enfermos han sido días difíciles por el desabasto de medicamentos en enfermedades crónicas y que decir de los empresarios que posponen sus inversiones debido a la poca certidumbre que vive la economía mexicana. En este sentido, para ellos no han sido buenos meses y parece que el futuro tampoco lo será.

Por otro lado, gran parte de la sociedad ve con buenos ojos el actual del gobierno, aunque las cifras de inseguridad, salud publica y economía estén por los suelos. Pero para ellos estos son buenos tiempos, porque en este sector se encuentran la mayoría de personas con ingreso bajo y las políticas implementadas los han beneficiado (hasta ahora). Los beneficios obtenidos son un alza al salario mínimo, aunque no tiene realmente un impacto, es la primera vez en años que se tiene un aumento de esta dimensión. De igual manera, los apoyos a jóvenes que no estudian o trabajan se pasaron a una transferencia de dinero y no de recursos(dar pesos y no oportunidades). Finalmente, se quitaron programas que atendían necesidades de las personas como suelo digno, salud familiar, entre otros, para pasar a dar únicamente dinero. Parecería que dar dinero a las familias es la mejor opción ya que ellos pueden distribuir los recursos como plazcan, sin embargo, no se tiene un control sobre las decisiones de las familias y el dinero puede terminar en otra cosa menos en el objetivo(salud, vivienda o educación).

Por esa razón, el presidente aun goza de cierta popularidad, porque como el dice “devuelve al pueblo lo robado”, aunque sea una mentira. Porque los recursos se van a acabar y no se ve la forma de crear nuevos, porque no acepta las críticas o no las entiende.

Quiero terminar esta columna para comunicar que tenemos el privilegio de estudiar y aprender cosas nuevas todos los días, aunque no sean en nuestro sector, pero tenemos la capacidad de hacerlo. Y en ello cargamos una responsabilidad de hacer las cosas con base en la razón para promulgarlo con nuestro sector más cercano, para saber que las oportunidades no solo son dinero.