Este jueves 31 de marzo durante la conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador sugirió que de seguir alta la inflación, establecerá un control de precios en los alimentos. ¿Será una buena medida para contener el incremento en los precios? Pues, dada la invasión rusa en Ucrania y el descontrol de la inflación en el mundo parece una medida poco popular pero que en estos momentos está llamando la atención de muchos gobernantes y de muchos bancos centrales.

Con tan sólo pensarlo, nuestra cabeza se ve invadida de recuerdos como el caso de Venezuela, los tiempos de la posguerra, así como las grandes crisis en el mundo y es que, hay que recordar que, al término de la segunda guerra mundial E.U.A. estableció un control de precios. En su momento, Richard Nixon también aplicó el control de precios derivado de la crisis del petróleo en los 70´s. Pues bien, hoy en día, debemos considerar dos fenómenos que nos han llevado a esta situación. El primero, derivado de la pandemia del COVID-19.

La pandemia trajo consigo enormes problemas en las cadenas de suministro provocando una oportunidad para las grandes corporaciones y así aumentar los precios y obtener enormes ganancias. El otro fenómeno que está en la puerta es la crisis energética que se viene a nivel mundial. Recientemente algunos países en Europa, como España, han pensado en establecer un control de precios. De acuerdo con el artículo ¿Podría el control estratégico de los precios ayudar a combatir la inflación? de Isabella Weber en el periódico The Guardian, los economistas están divididos en dos bandos. Los primeros forman parte del equipo “Transitorio” que sostiene que no debemos preocuparnos por la inflación ya que desaparecerá con el paso del tiempo. Los segundos se encuentran en el equipo “Estanflación” que aboga por la restricción fiscal y el incremento en las tasas de interés, como acaba de suceder en México – esperando que al menos se puedan controlar un poco los precios.

Pero hay un tercer equipo que apunta al control de precios específicos que conducen a la inflación en lugar de adoptar un modelo austero que provocaría una recesión económica. Para entender mejor porque hay inflación en México, debemos analizar el funcionamiento del mercado, es decir, la oferta y la demanda. Si la oferta de productos se contrae, el precio tiende a subir porque habría pocos bienes en el mercado: o sea escasez. La oferta de bienes está determinada por los precios de los insumos, otros costos, impuestos y, porque no decirlo, por las expectativas. Por otro lado, si la demanda sube, los precios aumentan ya que hay más gente que quiere comprar ese bien. También cuando el mercado percibe que un bien va a escasear, aumenta considerablemente la demanda provocando que los precios se incrementen.

Ahora bien, ¿realmente el control de precios contribuirá a reducir la inflación? La respuesta es que no. El control de precios afecta la economía de un país, porque al haber un precio máximo en los productos aumentará la demanda, pero no necesariamente la oferta.  Las implicaciones son importantes para la sociedad porque podríamos sufrir la escasez de diversos productos. Lo cual no es bueno por el surgimiento del mercado negro de bienes, donde los consumidores, dispuestos a contar con un bien escaso estarían dispuestos a pagar un precio por encima del tope. La combinación de los tres equipos arriba mencionados podría sugerir un giro en la política económica de México, es decir, una economía vigorosa con alta atracción de inversión, creación de empleo y crecimiento económico.