Rosalba abrió la puerta y encontró la flor más grande del mundo.
Con el color más grande, con la forma más grande, con el olor más grande.
La observó con la mirada más grande y la respiró con el suspiro que provocó el estornudo más grande del diminuto cuerpo de Rosalba.
La flor se deshojó al instante y todos los colores, y todas las formas, y todos los bellos olores quedaron repartidos por el mundo al salir de su puerta.