Más de mil 800 miembros de la Comunidad Universitaria, inundan de alegría la Basílica de Guadalupe.
Bajo un ambiente de júbilo y entrega, la comunidad universitaria de la UPAEP vivió una experiencia conmovedora al regresar como cada año a la Casa de la Morenita del Tepeyac. Este retorno al venerado sitio de la Aparición Mariana hizo patente la devoción y la unidad de la institución, en un recorrido que rememora la historia de esta tradicional peregrinación.
La travesía dio inicio el domingo 5 de noviembre con una emotiva misa de envío celebrada en la Capilla Universitaria de la UPAEP. Estudiantes, profesores, administrativos y miembros de la Red Directiva se congregaron para comenzar su caminata de más de 35 kilómetros, que llevaría aproximadamente 10 horas de esfuerzo y fe.
El punto de partida fue San Rafael Ixtapalucan, un lugar cargado de significado histórico y espiritual, desde donde los peregrinos emprendieron su travesía a pie. A lo largo del recorrido, se vivieron momentos de camaradería y unión, fortaleciendo el vínculo entre los miembros de la comunidad universitaria.
El campamento en Llano Grande marcó un merecido descanso para los peregrinos, quienes pasaron la noche en ese lugar. Al amanecer del siguiente día, continuaron su viaje en autobuses que los trasladaron a la Glorieta de Peralvillo, el punto de partida del último tramo para llegar a la casa de la Morenita, la Basílica de Guadalupe, fue en este último tramo donde más miembros de la comunidad universitaria, incluidas las prepas y colegios UPAEP se sumaron a los más de mil 300 peregrinos que partieron un día antes.
Entre cánticos y Alerombos, la comunidad universitaria recorrió los cerca de tres kilómetros y medio restantes con gran entusiasmo, ansiosos por alcanzar el recinto en el que se encuentra la Reina de los mexicanos. La emoción y la devoción eran palpables en el aire, mientras los fieles se acercaban al altar de la Virgen de Guadalupe para ofrecer sus oraciones y agradecimientos.
La homilía, impartida por el Padre José Gabriel Meneses Arce, fue un momento de reflexión y espiritualidad. El sacerdote compartió palabras de aliento, exhortando a la comunidad universitaria a seguir el ejemplo de la Virgen María y a continuar trabajando en unidad y solidaridad. Además, resaltó el testimonio y ejemplo de quienes fundaron a la universidad hace 50 años.
Esta peregrinación a la Basílica de Guadalupe, que se ha convertido en una tradición arraigada en la UPAEP, tiene sus raíces en 1979, cuando un grupo de estudiantes de diversas áreas inició esta conmemoración. A lo largo de los años, la ruta ha experimentado cambios significativos, ya que en sus inicios los peregrinos caminaban más de 120 kilómetros a lo largo de tres días. Ahora, el trayecto se ha reducido a más de 30 kilómetros, pero la esencia de esta experiencia sigue siendo la misma: un testimonio de fe, unidad y devoción hacia la Virgen de Guadalupe.
La peregrinación de la UPAEP a la Basílica de Guadalupe es un evento que trasciende lo académico y se convierte en una experiencia espiritual profunda, fortaleciendo los lazos de la comunidad universitaria y reafirmando su compromiso con la fe y los valores que la Virgen de Guadalupe representa.
