Ucrania y la Unión Europea
08/07/2024
Autor: Dr. Herminio S. de la Barquera y A.
Foto: Profesor Investigador Escuela de Relaciones Internacionales

Las semanas recientes han traído buenas noticias para la devastada Ucrania. Desde el punto de vista militar, ya tiene la autorización para emplear armas de procedencia occidental para atacar territorio ruso, si bien algunos países ponen más límites que otros. Como sea, esto le da oportunidad al ejército ucranio de atacar a las fuerzas rusas antes de que estas entren a Ucrania. Además, la paulatina llegada de más armas occidentales a los diferentes frentes de batalla ha permitido que los soldados ucranios puedan volver a emplear masivamente su artillería sin el temor de quedarse sin municiones. Las fuerzas armadas ucranianas han recibido, además, más carros de combate Bradley -que han demostrado su enorme superioridad en el campo de batalla- para substituir a los que se han perdido en combate. Por si esto fuera poco, la presión ucrania ha ido “limpiando” de buques de guerra rusos el Mar Negro, a tal punto de que lo que queda de la flota rusa se ha retirado casi en su totalidad de Crimea. Esto no quiere decir que Ucrania esté ganando la guerra, sino que poco a poco está recuperando la confianza para poder estabilizar la situación militar y quizá pasar a la ofensiva en algunos puntos críticos del frente en un futuro cercano.

Desde el punto de vista político, también tiene el sufrido país motivos de esperanza, pues hace unos días se dio a conocer la noticia de que la Unión Europea (UE) ha iniciado el proceso de incorporación de Ucrania. Esta es la primera vez en que dicho proceso se abre con un país que se encuentra en guerra. Así, el martes 25 de junio tuvo lugar en Luxemburgo una reunión en la que se dio a conocer la noticia del inicio oficial de las negociaciones. La ministra de asuntos exteriores de Bélgica, Hadja Lahbib, habló en nombre de la UE, diciendo que se trata de un momento histórico para ambas partes. Este proceso de ampliación de la UE es, según afirmó la ministra, una “inversión geopolítica” en la paz, la seguridad, la estabilidad y el bienestar.

En efecto: en Ucrania no solamente están en juego la independencia, la libertad y el bienestar de ese país, sino el esquema de seguridad de Europa en concreto y de la estabilidad mundial en general, pues si el Occidente deja sola a Ucrania y esta sucumbe ante Rusia, el mensaje que recibirá China podrá alentarla a invadir a Taiwán, objetivo que la dirigencia política del gigante asiático ha expresado varias veces. Esto trastocaría totalmente la economía y la política del mundo entero, como ya hemos comentado anteriormente en esta columna que perpetramos cada semana. A esto habría que agregar que, si Rusia triunfa en Ucrania, no se detendrá allí: la mirada de Putin está puesta en Polonia, las repúblicas bálticas y en Moldavia. El eje Rusia-China-Corea del Norte-Irán recibiría un gran impulso en caso de que los países occidentales fracasen en su apoyo a Ucrania y a Taiwán. Creo que aquí radica el principal problema en caso de que Trump regrese a la Casa Blanca, pues parece no comprender la complejidad de esta situación, por lo que muy probablemente abandonaría a Ucrania a su suerte, como ya lo ha dado a entender varias veces. En el caso de Taiwán desconozco si Trump se ha pronunciado.  

Por eso es tan importante que la UE y Ucrania hayan comenzado oficialmente las negociaciones de integración, aunque no sabemos cuánto puedan durar. Tampoco podemos adivinar si al final de cuentas serán exitosas o no, pues, por ejemplo, las negociaciones con el mismo propósito con Turquía comenzaron en 2005, pero dado que en ese país las condiciones en materia de democracia, Estado de Derecho y respeto a los derechos fundamentales han ido empeorando paulatinamente, el proceso de admisión en la UE está totalmente congelado. El ejemplo de Georgia es similar: su caso quedó por el momento pausado, debido a que el parlamento de dicho país aprobó hace unas semanas unas leyes muy restrictivas, incompatibles con el respeto a los derechos humanos, siguiendo el ejemplo de Rusia, a pesar del veto de la Presidente de la República, Salomé Zurabishvili, y de las masivas protestas populares. No debemos olvidar que Rusia invadió Georgia en el 2008 y desde entonces ocupa un 20% del territorio georgiano, por lo que la animadversión de la población de este país frente a los rusos ha crecido, anhelando la mayoría de los georgianos un acercamiento a occidente. Hay, por lo tanto, muchos elementos similares en Georgia y en Ucrania.

Para los habitantes de este último país, el inicio de las conversaciones con la UE es una señal muy esperanzadora que les muestra que vale la pena continuar defendiéndose en el campo de batalla contra el invasor ruso, pues ahora ya se ve más cerca una probable admisión en la UE. Por eso la insistencia del presidente Zelenski, de que este paso en dirección a la integración de su país en la UE debe mantenerse. Si dicho país en verdad desea ser parte de la UE, deberá corregir muchos aspectos en temas de lucha contra la corrupción, de fortalecimiento de sus instituciones democráticas y de políticas para el bienestar de la población, pues estamos hablando de uno de los países más pobres de Europa, que además está sufriendo pérdidas humanas y materiales verdaderamente catastróficas causadas por la brutal invasión rusa. 

Debido a lo anterior, la ministra belga de Asuntos Exteriores, Lahbib, recordó el martes que un mayor avance en el proceso de adhesión está vinculado al cumplimiento de ciertas condiciones que Ucrania deberá cumplir y, en teoría, el proceso de admisión incluso podría dar marcha atrás: "La UE espera que Ucrania siga asumiendo la responsabilidad y demuestre la credibilidad de sus compromisos y su voluntad política mediante la implementación de las reformas necesarias (...)". Su mensaje es clarísimo, pero aun así lo subrayó mencionando que es necesario que Ucrania emprenda reformas en los ámbitos del Estado de Derecho, derechos fundamentales, instituciones democráticas, lucha contra la corrupción y en la administración pública. Esto quiere decir que el proceso de admisión de Ucrania en la UE no será un día de campo.

Un aspecto importante es la reforma del aparato de justicia y la protección a las minorías étnicas que habitan en Ucrania, algunas de las cuales se sienten discriminadas. Recordemos que esto constituyó uno de los pretextos de Putin para invadir a Ucrania, además de que el gobierno de Hungría también ha protestado por el trato desventajoso que se le da a la minoría húngara en Ucrania, por lo que en varias ocasiones ha amenazado con bloquear el proceso de dicho país a la UE. Si a esto le agregamos que el Primer Ministro húngaro, Viktor Orbán, tiene cierta debilidad por Putin (en términos políticos, se entiende), nos queda claro que Zelenski y su gobierno deben andarse con cuidado.

Un éxito político más para Ucrania es el hecho de que el presidente Volodímir Zelensky recibió más apoyo para la guerra defensiva de su país contra Rusia. En la cumbre de la UE recientemente celebrada, firmó un acuerdo sobre cooperación en materia de seguridad y apoyo a largo plazo con la jefa de la Comisión de la UE, Ursula von der Leyen, y con el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel. A estas buenas noticias hay que agregar que, durante una visita que el dirigente ucranio hizo a la sede de la OTAN, recibió la promesa de más ayuda militar.

Además de la UE, Estonia y Lituania también han firmado acuerdos con Ucrania sobre cooperación en materia de seguridad y apoyo a largo plazo, particularmente frente a Rusia. Al margen de la cumbre de la UE en Bruselas, la primera ministra estonia, Kaja Kallas, y el jefe de Estado lituano, Gitanas Nauseda, firmaron en días recientes acuerdos bilaterales con Zelensky. En estos acuerdos, los dos países -miembros tanto de la UE y de la OTAN, por cierto- se comprometen a apoyar a Ucrania política, militar y económicamente durante diez años. Esto significa que todos los Estados bálticos han asumido compromisos de seguridad a largo plazo con Ucrania, pues Letonia ya había alcanzado un acuerdo correspondiente en abril.

Una de las principales preocupaciones del líder ucraniano ha sido, en estos años de guerra, cómo obtener más sistemas antiaéreos para contrarrestar los constantes ataques rusos, que se ensañan sobre todo con la población civil, por lo que Zelenski está esperando no solamente que sus pláticas con la OTAN tengan éxito, sino que otros países se animen a apoyarlo. Así, como informó el "Financial Times", Estados Unidos está negociando actualmente este tema con Israel, con el objetivo de que este país entregue hasta ocho sistemas antiaéreos “Patriot” a Ucrania. El asunto no es fácil, pues, después de que este país acepte, habría que trasladar los sistemas, que tienen aproximadamente 30 años de antigüedad, a EE.UU. para su revisión y modernización. Sólo después de esto podrían ser instalados en Ucrania. Este país utiliza actualmente cuatro de dichos sistemas antiaéreos, dos de los cuales fueron proporcionados por Alemania. Zelenskyj ha estimado recientemente las necesidades adicionales de su país en al menos seis sistemas Patriot más.

Así que el mes de junio terminó bien para Ucrania: en el terreno militar, está cerca de estabilizar todos los frentes y ha logrado infligir a los rusos pérdidas enormes en material y en soldados, y en el ámbito político, ha logrado fortalecer sus lazos con Europa y con la OTAN. Esperemos que una eventual victoria electoral de Trump en noviembre no signifique que esta ayuda se tambalee. Este temor ha aumentado súbitamente debido al terrible papel jugado en el debate televisivo del jueves 27 de junio por el presidente Biden. Si bien podríamos decir que preferimos al abuelito tartamudo y olvidadizo que al viejo gañán mentiroso y pendenciero, ahora los demócratas están contra las cuerdas. Y como ya sabemos que los electores no se dejan llevar por las evidencias ni por la información objetiva, bien haremos en prepararnos para una sorpresa desagradable en noviembre.

En Rusia también hay acontecimientos que nos hacen tomar nota: por un lado, hace unos días, Putin destituyó de un solo golpe a cuatro viceministros de Defensa y al mismísimo ministro. Sin embargo, parece que esta medida no tiene nada que ver con el rendimiento de los destituidos. Las personas que ahora han sido ascendidas a esos puestos son todos parientes cercanos de Putin, sin experiencia en el sector de la defensa. Nuevos en el cargo, por ejemplo, son su sobrina Anna Tsiviljowa y Pavel Fradkov, hijo de su ex jefe de espías y primer ministro. Los relevos tienen aparentemente como objetivo prevenir o dificultar posibles tendencias golpistas en el Ministerio de Defensa, pues al parecer Putin tiene miedo de ser eliminado, sobre todo por órdenes de la cúpula militar. Este es la eterna preocupación de los tiranos: la sucesión en un contexto de instituciones debilitadas.