Las Voces de Ingenierías: El Riesgo Sísmico en México y el Papel de la Ingeniería para Mitigarlo
17/09/2021
Autor: Dr. Eduardo Ismael Hernández
Foto: Profesor-Investigador de la Escuela de Ingeniería Civil

La generación X y anteriores recordamos el devastador temblor del 19 de septiembre de 1985 mientras que las actuales tienen presentes al sismo del 19 de septiembre, pero del año 2017. Es una gran coincidencia que dos eventos sísmicos de gran magnitud se hallan presentado el mismo día a pesar de originarse en diferentes localizaciones y distinyas fallas. Sin embargo, es un hecho que México tiene un alto nivel de sismicidad y peligro sísmico debido a la interacción de cinco grandes placas tectónicas. Dadas las consecuencias negativas de estos fenómenos en la sociedad, nos preguntamos: ¿Qué podemos hacer para no “sufrir” tanto ante estos eventos?

Científicamente, sabemos que los sismos han estado sucediendo desde el nacimiento de nuestro planeta. Sin embargo, al ser fenómenos aleatorios de la naturaleza, estamos lejos de poder predecirlos con suficiente de antelación. Así, a lo largo de nuestra historia, hemos padecido su impacto, y lo seguiremos haciendo en un futuro si no aprendemos a lidiar con ellos. En gran medida, nuestra vulnerabilidad se asocia al colapso de las construcciones o al daño que estas sufren; aspecto fundamental para responder la interrogante anterior.

Afortunadamente, contamos con herramientas emananadas de la ingeniería para mitigar las vulnerabilidades en las construcciones y con ello reducir el riesgo sísmico. El plan que minimiza nuestra vulnerabilidad es simple, aunque su implementación lo es. Consta de cinco fases: 1) Instalar masivamente estaciones de registro sísmico a lo largo y ancho del territorio nacional; por lo menos una en cada comunidad de diez mil habitantes situada en los Estados de la Costa Sur del Pacífico. 2) Con los registros sísmicos provenientes de estas estaciones, realizar sendos estudios de Peligro Sísmico para determinar el nivel de intensidad sísmica en las zonas urbanas de los Municipios pues la intensidad sísmica depende de la magnitud del temblor, la distancia epicentral, pero sobretodo del tipo de suelo y condiciones locales del sitio. 3) Formular reglamentos y normas locales para el diseño sismo-resistente en las construcciones. 4) Paralelamente, es importante realizar estudios de vulnerabilidad de las construcciones existentes; hospitales, escuelas, y edificios públicos, por su importancia, deberían ser los primeros. 5) Promover la capacitación y las buenas prácticas de los ingenieros, arquitectos y constructores es de vital importancia, pues ellos se encargarían de implementar las normas, claro está, sin dejar de lado a las autoridades responsables de hacer que las mismas se observen y cumplan.

Por último, se puede decir que este plan no es el único camino para la mitigación del riesgo por sismo, pero si ha demostrado su efectividad en muchos otros países con los que compartimos el mismo problema.