Hoy festejamos la Consumación de la Independencia, una gesta particularmente olvidada, cuando no tergiversada, o más bien, descartada por la historia “oficial”.
Hay quien piensa que eliminando letras de los libros de texto o quitando monumentos, se borra la historia. Son aquellos que al mismo tiempo tienen nostalgia de tiempos idos y quieren volver a la lucha entre liberales y conservadores, entre “buenos y “malos”. Maniqueísmo trasnochado.
A nuestra historia hay que aceptarla con sus luces y sus sombras. Saber pedir perdón y perdonar. Es como nuestra historia personal, si tu no perdonas y les pides perdón a tus padres, te quedas estancado. Ni podrás cambiar el pasado ni podrás caminar hacia el futuro.
La Consumación de la Independencia es un ejemplo de reconciliación entre los diferentes grupos y personas de la sociedad que en su momento coincidieron en el deseo de paz e independencia.
El autor del proyecto fue el criollo D. Agustín de Iturbide, que pronto contó con el apoyo del mulato D. Vicente Guerrero y del indígena D. Pedro Asencio, insurgentes los dos, después se adhirió el español D. Juan O` Donujú.
Se daba así la unión, la reconciliación de las diferencias para buscar un destino común a partir de nuestra identidad. Se fusionaban los horizontes.
En la bandera Trigarante se representaba en el rojo dicha unión, esa unidad que como dijera nuestro rector en su reciente informe y cito: “La unidad se construye respetando y valorando al otro, apreciando y contrastando las ideas y reconociendo la capacidad de razonar para entender la realidad como fundamento para la superación de los conflictos y la generación de acuerdos”. Es la forma de avanzar en el México plural que somos. No podemos aceptar que se siga provocando más polarización.
Un pueblo que no se reconcilia con su historia, que no reconcilia su origen con su destino, es un pueblo que no tiene esperanza. Por el contrario, la reconciliación es la antesala de la unión, y esta de la paz. Debemos de trabajar en una visión compartida que permita el desarrollo integral del país.
Me detengo un poco en el personaje más reconocido de este episodio histórico, D. Agustín de Iturbide para transcribir algunos renglones de la carta que le escribe a su hijo mayor, pues nos da idea de quien era este héroe de la Patria, además de que la cita es adecuada a nuestro quehacer universitario. Transcribo unas líneas: “Ocupa todo el tiempo en obras de moral cristiana y en tus estudios, así vivirás más contento y más sano, y te encontrarás en pocos años capaz de servir a la sociedad a que pertenezcas, a tu familia y a ti mismo”.
Volvamos a la bandera Trigarante, además del verde que simboliza propiamente la independencia, tenemos el blanco que significa la religión, en la actualidad podríamos hablar de libertad religiosa.
En la historia se entretejen y también se deshilan las libertades de los hombres y mujeres. A veces se retrocede y otras se avanza hacia el bien común. En el presente, tenemos que acabar de “consumar” nuestra Independencia. Independencia de los vicios, abolir la desigualdad, terminar con la inseguridad, frenar la violencia, desterrar la corrupción. Independizarnos de todo lo que impide que México se eleve como águila hacia un futuro mejor para todas y todos, de justicia, armonía y paz.
México tiene identidad y tiene destino. Tierra bendecida por Dios al enviar a su madre para quedarse con nosotros, La Morenita del Tepeyac, Santa María de Guadalupe.
Tú decides si quieres ser protagonista o espectador de la historia, de tu propia historia.
¡Viva México!
ASDR
27/Sept./2021