Las Voces de Ingenierías: La revolución Silenciosa
18/03/2022
Autor: Mtro. Roberto Salazar Márquez
Foto: Profesor de la Facultad de Tecnologías de Información

“¿Sabes qué es lo raro? Día a día nada parece cambiar, pero pronto… ¡todo es diferente!”  Calvin & Hobbes.

La tecnología evoluciona y revoluciona nuestras vidas día tras día. Curiosamente, en este proceso, nadie parece notar como los hábitos y costumbres son reemplazados por otros completamente diferentes. Así, nuestro modo de vida se diferencia del que teníamos previamente, hecho que he denominado la revolución silenciosa, cuyos avances tecnológicos podemos clasificar por épocas. Desde el mainframe (1945-1953), el transistor (1953-1959), el microchip (1959-1971), el microprocesador y la memoria semiconductora (1971), la computadora personal (1975-1980), el software para la computadora personal y de automatización del trabajo de oficina (1980-1990), el internet de acceso público (IAP) (1995) hasta finalmente llegar a los dispositivos móviles (DMs) (2007). Particularmente, la unión entre el IAP y los DMs han cambiado la forma en que vivimos a través de

  1. Transformar los productos en software. Antes, comprar música implicaba trasladarse a una tienda para adquirir un CD por sólo una canción. Hoy, tiendas en línea permiten comprar sólo una canción desde casa, y las tiendas minoristas han desaparecido.
  2. Transformar los servicios en software. En la actualidad es posible solicitar un taxi, comprar el super o pedir la lavandería desde el móvil. También, con el streaming es posible escuchar canciones o ver películas de todo tipo sin límite de tiempo.

Estas trasformaciones han modificado actividades, bienes y servicios. Hemos dicho adiós al papel pues los periódicos ahora publican las noticias en línea, mapas y libros se visualizan en un celular, y llenamos facturas y documentos legales digitalmente. Contamos con entretenimiento al instante gracias al streaming de música y películas, a los videojuegos portátiles y a las cámaras de video de nuestros teléfonos. También, tenemos dinero inteligente que evita filas en sucursales y con el que compramos/vendemos cosas en tiendas en línea. Hemos desarrollado telepatía social pues el móvil es un coordinador social (citas y reuniones sin límite de involucrados o restricciones geográficas). A la par, hay una nueva consciencia social pues las cámaras del celular favorecen la cultura de la denuncia.

Lamentablemente, también ha proliferado la anticultura, que no ayuda al desarrollo de la persona. Por ejemplo, la anticultura de la imagen ha convertido a la fotografía en medio de comunicación dejando de lado el habla o la escritura, lo cual transmite el “cómo quiero ser.” Por su parte, la anticultura del “Like” genera la necesidad de aprobación mediante seguidores, mientras que la anticultura de la cancelación disminuye el diálogo al eliminar lo que se opone a mis intereses. Entonces, la anticultura del linchamiento digital promueve a las redes sociales como una plaza pública donde hordas de ardientes seguidores reclaman las cabezas de aquellos que han osado estar en contra de mis ideas. Por lo tanto, tenemos que crear conciencia de los cambios que estamos viviendo, y que los jóvenes con los que actualmente convivimos están experimentando de forma más natural y nativa.