La crítica situación de las aves en el mundo
14/10/2022
Autor: Dr. Herminio S. de la Barquera y A.
Foto: Decano de Ciencias Sociales

Francisco Hace unos días, el 28 de Septiembre, la organización “BirdLife International” dio a conocer un informe sobre la situación actual de las diversas especies de aves en el mundo. Esta prestigiada institución publica cada cuatro años un informe al respecto (“World´s Birds Report”). Este documento es un resumen extraordinario de los datos recopilados incansablemente por investigadores, conservacionistas y ciudadanos por igual, en el que destaca la difícil situación por la que están pasando las aves en el mundo entero, las principales amenazas a las que se enfrentan y las medidas urgentes y necesarias para protegerlas. Dado que hay aves en casi todos los rincones del planeta, el informe nos permite saber no solamente acerca de la salud de este grupo extraordinariamente diverso, sino también de la naturaleza en su conjunto. 

La última edición de este informe pinta el panorama más preocupante para la naturaleza hasta el momento. Aunque en los últimos siglos han desaparecido muchísimas especies de animales, insectos y plantas, el ritmo de las desapariciones es ahora más rápido que antes. El principal causante de este desastre ecológico sigue siendo el ser humano. En la actualidad, casi la mitad de las especies de aves del mundo está en franco declive y sólo el seis por ciento tiene poblaciones que reportan un aumento en su número. Una de cada ocho especies (o sea, 1 409 especies en total) está ahora amenazada de extinción. Se estima que casi tres mil millones de aves se han perdido desde 1970 tan sólo en América del Norte, y otros 600 millones se han perdido en la Unión Europea desde 1980, un área cinco veces menor. Esto significa que la situación es particularmente delicada en nuestra región geográfica.

“Hemos perdido más de 160 especies de aves en los últimos 500 años, y la tasa de extinción se está acelerando", dijo Lucy Haskell, científica en jefe de BirdLife, según un comunicado. "En el pasado, la mayoría de las especies que se extinguieron vivían en islas, pero desafortunadamente ahora también estamos viendo un número creciente de pérdidas en los continentes". El principal peligro para las aves, a nivel mundial, es la agricultura, por varias razones: destruye el hábitat para ganar terrenos de cultivo; desvía el agua para canalizarla hacia los cultivos, destruyendo los ecosistemas a la orilla de los cauces naturales; emplea componentes químicos que envenenan a las poblaciones de aves, etc. Otro problema es la desaparición de los bosques para ampliar las zonas urbanas o las enfermedades que destruyen a los árboles; y, por último, el cambio climático también es causante de las desapariciones en el mundo de las aves; así, se calcula que un tercio de las aves está en peligro debido a las sequías, los incendios forestales y las cada vez más violentas tormentas, todo ello provocado por el cambio climático causado por la actividad humana. Es por esto que es urgentísimo restaurar las condiciones naturales para la supervivencia de las aves. BirdLife ha ubicado más de 13 000 regiones en todo el mundo, en donde esto es verdaderamente imprescindible.

En cuanto a México, nuestro país ocupa el lugar 12 del mundo con mayor diversidad de especies de aves silvestres, con alrededor de 1 050 especies; sin embargo, se coloca en el lugar 11 del mundo con especies de aves en peligro de extinción, según datos dados a conocer por el Dr. Emilio Zilli, de la Universidad Veracruzana. Por su parte, el Dr. Raúl Ortiz Pulido, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, apunta que los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por esta institución arrojaron que, de las 655 especies consideradas en algún grado de riesgo en el país por las fuentes consultadas, 415 tienen poblaciones que van en disminución, 100 se encuentran estables, 36 muestran datos de un aparente incremento, cuatro se extinguieron y 100 permanecen sin datos suficientes para conocer su estado.

Las especies mexicanas de aves que se hallan actualmente en estado verdaderamente crítico (algunas de ellas probablemente ya estén extintas, como el zarapito boreal, pues desde hace algunas décadas ya no se le ha visto) son las siguientes: Coqueta de cresta corta (Lophornis brachylophus), Petrel de Guadalupe (Hydrobates macrodactylus), Petrel de Galápagos (Pterodroma phaeopygia), Pardela de Townsend (Puffinus auricularis), Zarapito boreal o esquimal (Numenius borealis), Cóndor californiano (Gymnogyps californianus), Centzontle de Isla Socorro (Mimus graysoni), Pavón cornudo o guan cornudo (Oreophasis derbianus), Colibrí miahuatleco (Eupherusa cyanophrys) y la Polluela negra (Laterallus jamaicensis).

Las especies ya extintas, las que alguna vez habitaron en nuestro país y que están irremediablemente desaparecidas son: la caracara de la Isla de Guadalupe (Caracara Lutosa), perteneciente a la familia de los halcones, y que fue cazada hasta su desaparición en 1900 por el temor de que aniquilara a los rebaños de ovejas; el cuauhtotomomi o carpintero Imperial (Campephilus imperialis), considerado el pájaro carpintero más grande del planeta, y que habitaba en los estados de Chihuahua, Durango, Jalisco, Michoacán, Sonora, Nayarit y Zacatecas. Para la cosmogonía de los pueblos wixaritari (llamados equivocadamente “huicholes”), esta ave representaba a un dios-héroe que se sacrificó para que el sol completara su primera misión. La última vez que se vio un ejemplar de esta especie de pájaros carpinteros fue en 1957. 

También se encuentra extinta la huilota de la Isla Socorro (Zenaida graysoni), cuyo último registro es de 1972; se cree que fue víctima de una matanza por parte de una expedición del gobierno del Estado de Colima y la introducción a su habitad de gatos que diezmaron a la población. Otra especie que ya desapareció es el zanate del Lerma (Quiscalus palustris), un ave de los humedales que habitó hasta 1910 en el Estado de México; se considera que su extinción fue resultado de la constante extracción de agua para consumo humano, la tala de árboles donde anidaban y la competencia con el tordo sargento (Agelaius phoeniceus).

Paul Ehrlich resalta la importancia de las aves, pues las considera un indicador de la situación general de la diversidad biológica. En México, como en todo el mundo, distintos grupos de plantas y animales son los elementos funcionales de los sistemas de soporte de la humanidad, pues proporcionan a la sociedad una serie de  "servicios ambientales"  esenciales, como por ejemplo: el  control de la mezcla de gases de la atmósfera (que entre muchas otras cosas ayudan a estabilizar el clima); el control del ciclo hidrológico que nos proporciona el agua dulce; la generación y mantenimiento de los suelos y su fertilidad, lo cual es crítico para la agricultura y silvicultura; el reciclado de los desechos en nutrientes; el control de la mayoría de las plagas potenciales para los cultivos; la polinización de los cultivos; y la producción de una vasta variedad de bienes naturales, que incluyen alimentos silvestres de los mares y tierras, madera y una serie de productos industriales. Por eso es que Ehrlich considera fundamental que se entienda que estos servicios son la base de todas las actividades humanas y que la economía es una empresa completamente subsidiada por los ecosistemas naturales. Uno de los principales temas de investigación actual en ecología es el grado en el que especies de aves y otros organismos, la mayoría considerados como "malezas", con posibilidades de sobrevivir esta crisis de extinción, podrán continuar entregando servicios ambientales. Sin embargo, Ehrlich es muy poco optimista en relación a la precaria situación de las aves en México.

Es muy difícil saber qué podrá ocurrir en caso de que esa desaparición progresiva de las aves en el mundo no se detenga. Las causas de este desastre son variadas, como por ejemplo la destrucción del hábitat natural, la expansión de las superficies dedicadas a la agricultura, el cambio climático y el comercio ilegal de especies. ¿Qué pasará si desaparecen las aves que posibilitan la polinización? ¿Y las que comen insectos que son peligrosos para la especie humana, como los mosquitos que transmiten la malaria y el dengue? También vale la pena mencionar “el valor estético de la Creación”, a la que se refería el papa Juan Pablo II, en una tradición de admiración a la belleza y utilidad de la naturaleza que tiene en San Francisco de Asís y en Santa Hildegarda de Bingen a dos eminentes representantes. De esta última, la gran abadesa y profetisa alemana del siglo XII, es la frase siguiente: “Toda la naturaleza debe estar a disposición del hombre para que pueda trabajar con ella, porque sin ella el hombre no puede vivir ni existir. Pero cuando el hombre abusa de su posición en malas acciones, el juicio de Dios hace que las criaturas lo castiguen.”