“La educación como proceso humano depende en mayor medida más que de los contenidos, las instalaciones, el presupuesto, las bibliotecas o los grandes académicos, de la combinación adecuada e integrada de ambientes de crecimiento, presencias auténticas y encuentros significativos”
Martín López Calva.
Ambientes de crecimiento
Llegué a la UPAEP en 1992, visité el campus por recomendación de una prima. Yo venía de la CDMX, así que las instalaciones me parecieron pequeñas y muy austeras. Sin embargo, noté en el ambiente una gran cordialidad y camaradería. Al parecer, muchos de los miembros que conformaban la comunidad universitaria se conocían, desde el Sr. Molina (vigilante de la entrada), Pablito (el bolero de zapatos), las secretarias que daban informes, hasta profesores que saludaban amablemente. Este detalle me cautivó, pues revelaba la alegría de cada persona por pertenecer a esta institución. Pensé y sentí que esta era mi universidad, decidí estudiar Filosofía. Dicha escuela, fue campo fértil para ordenar mis procesos cognitivos, debatir y generar un diálogo constructivo con mis compañeros, en constante búsqueda de la verdad. Estas actividades fomentaban mi crecimiento y el de cada estudiante y maestro.
Presencias auténticas
Mi historia en esta universidad es larga, además de ser exalumna, soy maestra en este claustro y madre de tres jóvenes, dos de ellos estudian en mi alma mater y el menor en la preparatoria Santiago. Mi camino está acompañado por muchas presencias auténticas, motivadas por su amor a la sabiduría, sus ganas de compartir conocimiento y de contribuir a la construcción del bien común. Grandes personas que son capaces de reconocer con humildad sus limitaciones y contactar con su vulnerabilidad frente a sus pupilos. Maestros que aman y acompañan a sus estudiantes en el drama de su diario vivir, a veces con humor, a veces con lágrimas y que por lo mismo originan ambientes de confianza. Docentes que inspiran y que amplían la mirada de su estudiante para que sea más apreciativa. También, a muchos de ellos puedo llamar amigos.
Encuentros significativos
Los encuentros significativos son recurrentes en ambientes que propician el florecimiento humano y que promueven las presencias auténticas. En cualquier lugar de la universidad o de las preparatorias UPAEP, converges con una persona que te cambia la vida. En mi alma mater, conocí al hombre que hoy es mi esposo, hallé a mis mejores amigos y a maestros inolvidables. En la universidad, descubrí el pensamiento de Aristóteles, Sto. Tomás, Descartes, Kant, Hegel, Lonergan y muchos filósofos más, los cuales me ayudaron a comprender la hondura de mi proyecto vital.
Por último, al hacer un recuento de mi trayectoria por la UPAEP, mi corazón se inflama de gratitud y esperanza porque sé que mis hijos también son águilas. Ellos son personas que se desarrollan en ambientes de crecimiento, acompañados por presencias auténticas y que tienen y tendrán muchos encuentros significativos en su vida. Por esto y mucho más, grito con orgullo: ¡Alerombo, alerombo!