Reflexiones sobre la caverna (I)
28/03/2023
Autor: Rubén Sánchez Muñoz
Cargo: Profesor de Filosofía

En el mito de la caverna que Platón expone con mucha claridad en el libro VII de La República muestra la situación en la que se encuentran unos prisioneros que se hallan encadenados en una caverna desde su nacimiento. Dice Platón que estos hombres han estado allí toda su vida. Sentados en una misma posición, viendo siempre hacia el fondo el muro de la caverna –y no hacia la entrada–, creen que las sombras que se reflejan allí son la realidad. Acostumbrados a ver esas sombras o imágenes, los prisioneros forman su propio conocimiento en esas imágenes y configuran su sistema de creencias.

Con este mito, Platón quería explicar la relación que hay en su filosofía entre distintos planos: el mundo sensible y el mundo inteligible, la teoría de las ideas, los grados del conocimiento y, en especial, lo que podríamos identificar con un problema educativo. Por esta razón, nos preguntamos aquí qué sentido tiene el mito de la caverna para la educación y de qué modo puede decirse que el mito es actual. Puesto que la reflexión sobre este tema puede llegar a ser muy extensa, vamos a presentar nuestras reflexiones en distintas entregas.

Acostumbrados a ver las imágenes y creer que son la realidad –como de hecho ocurre en la vida cotidiana– los cautivos forman su sistema de creencias básico y a partir de allí forman su pensamiento, forman su modo de ver el mundo y de actuar en él. Se mantienen ocupados viendo y posiblemente describiendo las imágenes, pero sin cuestionar qué causa o produce o reproduce estas imágenes que los mantienen tan ocupados. El problema al parecer está en que los prisioneros llegan a confundir las imágenes con la realidad, y que no llegan a distinguir entre unas y otras. Parece ser que para ellos las imágenes que ven y la realidad son equivalentes. Consecuentemente, aunque viven en una confusión, no se dan cuenta de ella, y si se les preguntara qué es lo real, señalarían esas imágenes o sombras que se proyectan en el muro. Y no podría ser de otro modo, ya que confían plenamente en lo que ven y, por ello, tienen pocas razones para dudar de ello. De hecho no tienen razones para dudar en absoluto, y al no dudar ni cuestionar lo que ven –y quizás también lo que hacen y dicen–, se vuelven incapaces de reflexionar y desarrollar el pensamiento crítico.

En un sentido pedagógico esto puede interpretarse en el sentido de que el sujeto que se educa en un mundo de imágenes y sombras se conforma con lo que ve, con lo que escucha, con lo que aparece en el muro de las imágenes, porque lo que ve parece responder de modo adecuado, o más o menos adecuado, a la pregunta por lo real y a la pregunta por el conocimiento. Al ser de este modo, el sujeto se educa y se forma, pero no cuestionan los contenidos sobre los cuales es educado y formado. Da por hecho que están bien y se conforma con memorizarlos y aprenderlos tal cual. Luego, va repitiendo lo que aprendió y lo que supuestamente sabe; enseña a otros, incluso, cómo hay que ver las cosas y lo que es necesario saber.

Platón muestra así cierto empobrecimiento del hombre que vive encadenado y enfocado en sus sentidos, y muestra el empobrecimiento y decadencia del mismo sujeto que es educado de esta manera y en este contexto. En el mundo hay más elementos, pero queremos destacar uno en especial.

En el fondo de la caverna se proyectan imágenes que se toman como realidad. A partir de ello se cree, se piensa, se actúa y se educa. Estas imágenes configuran el pensamiento y dan dirección y sentido o supuesta dirección y sentido, a lo que hay que aprender y a lo que hay que enseñar. El mito parece estar lejos en el tiempo, pero de hecho está más cerca y más presente de lo que parece.

Vivimos en el mundo de las imágenes, en un mundo virtual. Actualmente es la imagen la que nos atrapa, la que nos educa, la que llega a tener la última palabra de las cosas, pero también es la imagen la que nos enajena y abstrae del mundo real en torno. Podemos pasar horas valiosas de nuestra vida ocupados en las imágenes que aparecen en internet, en las redes sociales, en los espectaculares de la ciudad, etcétera. En diversas aplicaciones las que hablan son las imágenes, es decir, todo aquello que se proyecta y nos atrapa, y que al mismo tiempo nos educa. La caverna de hoy es el mundo digital… vale más una imagen que mil palabras.