De todos es sabido que durante el criminal régimen nacionalsocialista en Alemania (1933-1945) fueron asesinados unos seis millones de judíos. Actualmente, entre los judíos, esta criminal matanza sistemática se conoce como la “Shoah”, como una “catástrofe”. Por eso, Israel conmemora cada año, a nivel nacional, a las víctimas de este genocidio y de la resistencia contra el régimen nacionalsocialista. Por eso, el pasado 18 de Abril, en Israel, las sirenas sonaron a nivel nacional durante dos minutos por la mañana y la vida en las calles se paralizó para conmemorar a tan numerosas víctimas. La gente permaneció de pie en un recuerdo silencioso, los autos se detuvieron, guardando todas las personas un minuto de silencio. También se llevaron a cabo actos conmemorativos en escuelas y centros comunitarios de todo el país. Las estaciones de radio y televisión cubrieron el tema del Holocausto en su programación.
Los nacionalsocialistas asesinaron a varios millones de personas durante su gobierno de unos 12 años. Además del genocidio planeado (el llamado “Holocausto”) de judíos europeos con alrededor de seis millones de víctimas, también fueron asesinados aproximadamente siete millones de civiles rusos, a los que hay que agregar a los tres millones de soldados de la Unión Soviética que no sobrevivieron al cautiverio alemán, y 1 800 000 civiles polacos, más de 300 000 serbios, 250 000 personas con alguna discapacidad y 250 000 gitanos de las etnias Sinti y Roma, entre otras víctimas. Según estimaciones del gobierno en Israel, en ese país viven aún 147 199 sobrevivientes del Holocausto.
El 30 de enero de 1933, Adolf Hitler fue nombrado canciller, después de haber llegado al poder por la vía de las urnas y aprovechando la desunión de los demócratas. Poco a poco, Hitler logró desmontar las estructuras institucionales de la joven democracia alemana e instauró una dictadura en la que se persiguió y asesinó a ciudadanos judíos, a las minorías étnicas y religiosas y a disidentes políticos de cualquier color. En 1939, al invadir Polonia, Hitler desató la Segunda Guerra Mundial, que se cobró más de 70 millones de vidas.
La ideología de los nacionalsocialistas, impulsada por el antisemitismo estatal, preveía la destrucción de la "vida indigna de la vida". Los pueblos "indignos" debían ser eliminados para permitir que las razas "arias" vivan en su lugar. El objetivo declarado del régimen nazi era la aniquilación completa del pueblo judío y de otras minorías como los gitanos, así como de los homosexuales y discapacitados.
El llamado “Yom Hashoah” ha sido un día nacional de conmemoración en Israel desde 1951. Su fecha está fijada en el calendario judío, por lo que existen diferentes fechas en el calendario gregoriano cada año. En este año 2023, el día de la conmemoración casi coincide con otro aniversario importante: el 19 de abril de 1943 se produjo un levantamiento judío contra las tropas alemanas de las SS en el gueto de Varsovia. La lucha desesperada contra los alemanes, numéricamente muy superiores, terminó unas cuatro semanas después, en medio de un baño de sangre.
Hagamos un recuento histórico de los años previos al levantamiento. El 28 de septiembre de 1939, la capital polaca de Varsovia se rindió ante las tropas alemanas. Los políticos de mayor rango de varios partidos ya habían huido antes. La mayoría de los políticos judíos escapó a la Unión Soviética o a los Estados Bálticos, entonces aún independientes, donde se establecieron principalmente en Vilnius, llamada en ese entonces "Jerusalén del Norte", debido a la gran comunidad judía allí asentada. Como resultado de esta fuga, los partidos judíos, especialmente los de izquierda y los sionistas, perdieron a sus líderes. Otros partidos y organizaciones pasaron a la clandestinidad, y formaban pequeños grupos de cinco a diez miembros que discutían o hacían trabajo de partido. Cuando la mayoría de los líderes de los otros partidos regresaron a Varsovia después de la invasión alemana, muchos inicialmente lograron aumentar sus seguidores y miembros.
A partir de octubre de 1939, los ocupantes alemanes trataron a los judíos en Polonia de manera similar a como lo hacían en su país: marcaban sus tiendas, invitaban a la gente a no comprar en ellas y trataban a los judíos rudamente en la calle. Además, los nazis impusieron medidas excluyentes, como ordenar que cada judío llevase cosida a la ropa una estrella de David, para una más rápida identificación. En 1939 se creó el llamado Consejo Judío; siguiendo instrucciones alemanas, el consejo se puso bajo la dirección de Adam Czerniaków, quien ya había estado activo antes de la guerra en la Kehilla, el parlamento judío. El consejo recién fundado sólo podía funcionar de forma muy restringida y a duras penas podía apoyar acciones caritativas. Más parecía, en realidad, un instrumento de control en manos de los alemanes. Ya en 1939, los ocupantes planeaban construir una zona habitacional judía, es decir, un “gueto”, en Varsovia.
Entendemos por “gueto” a una zona habitacional separada o segregada del resto de la población. El término proviene del italiano y significa “fundición”. La palabra en dialecto veneciano “geto” fue probablemente la palabra de origen del término en italiano, debido a que en el barrio al que se destinarían los judíos había existido una fundición de hierro. Más tarde se adoptó como un término para un área habitacional segregada, ya que los residentes judíos de Venecia fueron confinados al Ghetto Nuovo (“Nueva Fundición”) en 1516. Otra explicación que se ha propuesto es que se deriva de la palabra “borguetto”, diminutivo de “borgo”, en español “burgo”.
Con la bula papal “Cum nimis absurdum”, del 14 de julio de 1555, el papa Paulo IV decretó el gueto para los judíos que vivían en los Estados Pontificios. Esta forma de vida en una parte asignada de la ciudad o en una sola calle se mantuvo hasta la emancipación judía en el siglo XIX. De hecho, en muchas ciudades alemanas y austriacas se conservan muchas calles y callejuelas con el nombre “Judengasse” (“Callejón de los judíos”).
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los nacionalsocialistas establecieron zonas de confinamiento completamente diferentes para los judíos prisioneros, quienes eran perseguidos, mantenidos durante un tiempo en “guetos” y finalmente deportados a campos de concentración. Esto se vio principalmente en la Polonia ocupada y en la entonces Checoslovaquia anexada. Podemos decir que estos campos de detención sirvieron como estaciones de tránsito antes de que los judíos fueran transportados definitivamente a los campos de exterminio.
El gueto de Varsovia se estableció el 15 de Octubre de 1940. Aproximadamente el 30% de los residentes de la ciudad deberían vivir en un área que era solamente un 2.4% de la superficie total de Varsovia. Varias organizaciones operaban en el gueto, como el Comité de Distribución Conjunta, una organización de ayuda estadounidense, otras más para asistencia médica y para el apoyo a los niños. La mayor organización de ayuda fue la “Autoayuda judía” (Żytos). Durante este tiempo se fundaron o ampliaron cada vez más grupos de autoprotección. Un levantamiento armado aún no estaba en la mente de los judíos en ese momento. Las condiciones eran terribles, empezando por hacinamiento. Los partidos y las organizaciones de ayuda intentaron frenar el peligro de las pésimas condiciones higiénicas, en donde era facilísimo que estallara alguna epidemia. Los comedores populares también fueron un aspecto importante del trabajo de resistencia en los primeros años. Sin embargo, esto no cambió una situación grave: la mayoría de la población del gueto padecía hambre, y se calcula que sólo alrededor del 15% de los residentes estaban adecuadamente alimentados, por lo que muchos morían de hambre. A finales de 1942, unos 300,000 residentes del gueto fueron deportados a campos de exterminio.
El Levantamiento del Gueto de Varsovia es el nombre con el que se conoce a la insurrección de los judíos encerrados en ese lugar, debido a que supieron, cada vez con mayor certeza, que serían deportados a los campos de exterminio. Los insurrectos, completamente mal armados, se levantaron en armas el 19 de Abril de 1943 y se enfrentaron encarnizadamente a las fuerzas de ocupación alemanas durante varias semanas. El levantamiento fue apoyado por la Organización Judía de Combate (ŻOB) dirigida por Mordechaj Anielewicz, la Asociación Militar Judía (ŻZW) y otras organizaciones más. No se trataba del primer alzamiento: anteriormente ya había habido otros, que habían sido reprimidos con absoluto rigor por los ocupantes nazis. Muchos de los insurrectos ya habían perdido todo: familia, casa, esperanza… Ante esta situación de ya no tener prácticamente nada más que perder, se lanzaron con la fuerza de la desesperación contra los alemanes.
Los judíos estaban muy mal armados; se calcula que cada combatiente tenía unas 10 a 15 balas para su revólver, había unas cuantas ametralladoras, granadas y cocteles molotov, por lo que la superioridad numérica y de armamento de los alemanes era indiscutible y abrumadora. Sin embargo, los judíos opusieron una feroz resistencia; la lucha casa por casa, que de suyo es muy sangrienta (véase la lucha en estos días en Bachmut, Ucrania) costó muchísimas vidas. Hay que subrayar que los insurrectos carecían por completo de experiencia de combate, mientras que las tropas alemanas eran experimentadas y estaban mucho mejor armadas. El 16 de Mayo de 1943, el comandante de las tropas alemanas, Jürgen Stroop, informó que el levantamiento había sido finalmente reprimido; ese mismo día, Stroop hizo volar la Gran Sinagoga en pedazos.
Muchos sobrevivientes huyeron a los bosques, otros se lanzaron a la lucha clandestina, como partisanos. Otros más lograron escapar, pero tarde o temprano fueron localizados, muchas veces por traición o delación, y asesinados. Algunos sufrieron extorsiones, pues no faltaba el canalla que amenazaba con denunciar a los antiguos combatientes, ofreciendo su silencio a cambio de dinero, comida u otras cosas. Del lado judío lucharon unas 750 personas, del lado alemán, unos 2,000 soldados y policías; es difícil evaluar las pérdidas de ambos bandos, pues carecemos de información fidedigna. Así, se cree que el 75% de los combatientes judíos perdió la vida, mientras que los alemanes han de haber padecido la muerte de unos 300 o 400 efectivos. No podemos fiarnos de las fuentes oficiales alemanas, pues consignan sólo 16 muertos y 85 heridos en sus propias filas.
Después de la guerra, la mayor parte de los sobrevivientes del gueto de Varsovia abandonó la ciudad en dos direcciones principales: unos se fueron a los Estados Unidos, otros se marcharon a Israel. El levantamiento del gueto de Varsovia fue una muestra heroica de valor y coraje ante las injusticias y los crímenes perpetrados por los regímenes totalitarios. Este acontecimiento ha servido de inspiración a varias obras de arte, como es el caso de “Un sobreviviente de Varsovia” (1947), del compositor Arnold Schönberg, quien logró plasmar el sufrimiento de los protagonistas con una música terriblemente realista.