El aprendizaje invisible son los conocimientos y habilidades que adquirimos sin siquiera notarlo, es decir, de forma natural en nuestro día a día. No es algo que nos enseñan en la preparatoria o en la universidad de manera específica en alguna de las materias, sino que lo adquirimos a lo largo de experiencias o vivencias cotidianas. “Aprendizaje invisible también se concibe como una búsqueda para remixear formas de aprender que incluyen dosis de creatividad, innovación, trabajo colaborativo y distribuido, laboratorios de experimentación así como nuevas formas de traducción del conocimiento” (Romaní y Moravec, 2011).

El aprendizaje invisible abarca todo tipo de habilidades, conocimientos y actitudes que adquirimos sin ser conscientes de que estamos aprendiendo. Esto involucra procesos como la observación atenta de nuestro entorno, la práctica constante de ciertas actividades o la resolución autónoma de problemas. Estas habilidades las ponemos en práctica cuando realizamos actividades concretas, por ejemplo, existen personas hábiles en la elaboración de organizadores gráficos en aplicaciones como Canva, en donde para realizar una infografía es necesario habilidades para sintetizar información, un sentido de composición visual y procedimientos en el manejo de funciones. Todos estos elementos son el producto de la observación y la práctica.

Este tipo de aprendizaje es muy importante ya que nos permite desarrollar habilidades útiles para nuestra vida diaria o académica, incluso en un contexto no educativo como la escuela. Actualmente la tecnología y la misma época han influido en el aprendizaje invisible, pues nos hemos convertido en personas autodidactas que son capaces de aprender a partir de la exploración a manera de prueba y error. Algunas de mis habilidades han surgido de esta forma, como el manejo de la tecnología. A pesar de que no todo el tiempo buscaba aprender, el uso constante de esta herramienta influyó en que cada vez me volviera más hábil.

Es muy probable que actualmente hayas desarrollado alguna habilidad como parte de un aprendizaje invisible, como el uso de una herramienta digital, habilidades de negociación, aprender a cocinar de manera experimental, interactuar con personas o fortalecer un segundo idioma mediante el consumo de contenidos en ese idioma ¡o, incluso, al jugar con videojuegos! Con esto, nos damos cuenta de que es importante asumir nuestro propio aprendizaje. Sería conveniente darnos cuenta de las habilidades que hemos adquirido de forma invisible, pues nos ayudan en distintos contextos y son un factor diferencial en la vida.

Romaní, C. C., & Moravec, J. W. (2011). Aprendizaje invisible: hacia una nueva ecología de la educación(Vol. 3). Edicions Universitat Barcelona.