Arquitecto, ¿estás preparado para aceptar la Inteligencia Artificial?
12/06/2023
Autor: Mtra. Alexandra Escalante Vázquez
Cargo: Profesora de Arquitectura

Según la RAE, la inteligencia (sin apellidos) es la facultad de entender o comprender, es la capacidad de resolver problemas y es la aptitud para dar sentido al tomar una posición. Si le agregamos el apellido de “Artificial”, hablamos de una disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico. En pocas palabras, la inteligencia artificial (IA) es el término que se utiliza para referirse a aplicaciones que realizan tareas complejas para las que era necesaria la intervención humana.

El avance de estos programas informáticos inteligentes es tan rápido que ya vamos tarde, en el terreno arquitectónico existen aplicaciones que en minutos resuelven problemáticas desde hacer planos de distribución (Planfinder), crear renders en minutos (Veras IA) y optimizar planos con referencias a requisitos específicos desde rentabilidad, costes, eficiencia energética, etc. (ArkDesign).

Esta tecnología demuestra ventajas empresariales en el sentido del incremento de la eficiencia en la productividad, crecimiento en ventas de productos y servicios, aumento en la satisfacción al cliente y optimización en la generación de nuevas perspectivas e ideas. Por supuesto, no todo es miel sobre hojuelas, existen también desventajas como el hecho de que las tecnologías que hoy se ofrecen gratuitamente a manera de prueba en un futuro no muy lejano, de hecho excesivamente cercano, cobrarán su utilización a costos elevados creando dependencia por parte de las empresas. Otro inconveniente que se aprecia (o no) es la necesidad de actualización constante provocado por la rapidez de la evolución de estas herramientas.

Tenemos claro que la IA optimiza el trabajo diario, pero, ¿está desplazando el trabajo del arquitecto? o ¿simplemente se necesita aprender a utilizarla desarrollando nuevas habilidades?

Un cuestionamiento importante que nos hemos hecho en la academia es ¿Cómo podemos enseñar a un estudiante a “pensar” como arquitecto si la AI le resuelve todos los problemas?  Basta con que coloquen requerimientos específicos en un software online para que puedan entregar el diseño de una casa sin poner demasiada atención al “pequeño detalle” de que nuestra labor como creadores de espacios no es sólo resolver funcionamientos o diseñar volúmenes alucinantes, sino entender y resolver las necesidades multidimensionales de seres humanos. Para entender lo anterior, hagamos una analogía de los procesos mentales necesarios para resolver problemas, recordemos cuando éramos niños y usábamos los dedos para contar, quizás el ábaco también y después nos presentaron la maravilla de la calculadora en la que ya no necesitábamos más que teclear los números y nos daba la respuesta exacta. Lo anterior es muy eficiente en una operación compleja y efectivamente optimiza el tiempo y resultados, sin embargo, se ha demostrado que el uso de la calculadora puede deteriorar el aprendizaje del cálculo mental. Regresando al tema de la IA utilizada por arquitectos, si ésta es manipulada por profesionales experimentados que ya tienen el conocimiento y la experiencia para resolver proyectos arquitectónicos complejos, podemos decir que es una herramienta muy potente y puede ser aprovechada eficazmente, sin embargo, en un estudiante de arquitectura (que analógicamente es el niño que aprende a contar con los dedos) quien apenas está comprendiendo el “porqué” de muchos argumentos arquitectónicos podría ser contraproducente pues nunca habrá resuelto por sí mismo una problemática espacial.

En contraste, el uso de las AI arquitectónicas mejora la actitud de los alumnos en aspectos motivacionales hacia la carrera (así como el uso de la calculadora hacia las matemáticas). De manera que aunque es un arma de doble filo, es un reto para la academia adentrarse en el tema y diseñar la pauta más eficiente que permita a los alumnos aprender a discernir entre utilizar las ventajas que les proveen estas nuevas herramientas, sin perder la noción de que ser arquitecto involucra ser capaz de resolver problemas espaciales, no sólo de entregar propuestas sin reflexión profunda, argumentación y verificación.