Tener principios es importante. En principio, apoyar a las personas que apreciamos vale la pena y cuidar a quienes queremos es honorable; sin embargo, tener principios no es lo mismo que tener buenos principios y es más importante tener buenos principios que sólo tenerlos.

En esta ocasión, la falacia del día la encontramos en un argumento que el canciller Marcelo Ebrard usó para respaldar una declaración del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la producción de fentanilo en México. El 16 de marzo, ante los infames reclamos de ciertos congresistas republicanos, el presidente aseveró que en México no se produce fentanilo. La falacia ocurre aquí:

Las autoridades de seguridad nacional no tienen registro de producción de 

fentanilo en México, sino que ubican a nuestro país como zona de tráfico de ese

opioide y sus precursores, los cuales provienen sobre todo de Asia.

Como con otras falacias, hay varios problemas con este argumento, como el de la ambigüedad de la palabra “producción” (¿qué significa, en este contexto, “producción”?), pero el problema más claro es de otra naturaleza. Para observarlo, consideremos la siguiente paráfrasis:

1. No hay registros de producción de fentanilo en México.

∴ En México no se produce fentanilo.

Es claro, sin embargo, que un argumento como este no puede ser correcto. Del hecho de que no se hayan encontrado evidencias suficientes de que en México se produce fentanilo, no se sigue que en México no se produce fentanilo. El problema principal de este argumento es que confunde nuestra incapacidad para probar la verdad de una tesis con nuestra capacidad para aseverar que dicha tesis es falsa. Cuando un argumento confunde, así, la ausencia de evidencia con la evidencia de ausencia, lo llamamos falacia ad ignorantiam. Y para defendernos de esta amenaza y responder a la falacia del día, consideremos el siguiente contraejemplo: como no hay registros explícitos de violencia de género en México en 1867, entonces en México no había violencia de género. Next!