A principios de este mes se habló de que, por fin, la gran ofensiva del ejército ucraniano para recuperar los territorios ocupados ilegalmente por Rusia en Ucrania estaba en marcha. En realidad, no es correcto hablar ni de una “gran ofensiva” ni de un inicio formal de esta. Lo primero, porque esa “gran” ofensiva no arranca súbitamente, con el claro y potente toque de un clarín, que llame a los combatientes al campo de batalla, sino que comenzó paulatinamente desde hace varias semanas, con el ataque sistemático y contundente de los ucranios, que comenzaron a destruir, muy lejos de las líneas del frente, centros de comando, depósitos de combustible, almacenes de municiones e infraestructura crítica en los territorios ocupados por Rusia. Esto es lo que se conoce, en la jerga militar, como “shaping”: la conformación del campo de batalla, es decir, ordenar y arreglar las condiciones de manera favorable para poder emprender la guerra. En segundo lugar, esa “gran” ofensiva no discurre de una manera masiva, con mesnadas de soldados asaltando las posiciones enemigas a lo largo de todo el frente. Por el contrario: el ejército ucranio ha emprendido una serie de ataques limitados, buscando las partes débiles del frente que divide a Ucrania de los territorios ocupados ilegalmente por los rusos, explorando en dónde hay más campos minados, analizando las maneras de reaccionar del ejército enemigo, reconociendo el terreno, estudiando el movimiento de las reservas rusas y poniendo en acción, de manera en un principio limitada, el equipamiento occidental con el que se está dotando a los soldados ucranianos.
En el frente sur y en el este, la primera línea de defensa rusa ya ha sido rota en diversos lugares; los rusos han podido evitar ser cercados por los ucranios, aunque no han podido mantener sus posiciones. Lo que sabemos hasta ahora es que los ucranianos se han preparado muy bien para esta ofensiva, pero aún es muy temprano para saber si tendrán éxito, pues romper la primera línea de defensa es sólo el principio: esa no es la principal línea de defensa. Los rusos, por su parte, tuvieron mucho tiempo para prepararse y para edificar fortificaciones a lo largo del frente de batalla. Aquí debemos señalar lo que algunos analistas militares subrayan: si los países occidentales no se hubiesen tardado tanto en aprobar la exportación de tanques pesados de batalla a Kiev, los rusos no hubiesen tenido tanto tiempo para prepararse, pues Ucrania hubiese podido emprender la ofensiva antes del invierno 2022-2023. Este retraso, que hay que achacarle en gran medida al gobierno alemán, está pesando en la realidad de la guerra.
Una vez pasado el invierno, el ejército de Ucrania tuvo que esperar a que ciertas condiciones se cumplieran para poder iniciar la esperada contraofensiva. Estas condiciones son de diferente naturaleza: en primer lugar, el clima. Esto quiere decir que debe dejar de nevar y de llover, para que el suelo se seque y permita el tránsito de los pesados tanques y demás vehículos militares; debe haber nuevamente follaje espeso en los bosques, que permita que ese material de guerra pueda ocultarse; los almacenes de municiones deben estar llenos, pero sin que el enemigo sepa en dónde están; igualmente los depósitos de combustible, los alimentos para la tropa, los carros de combate, etc., que deben estar en lugares adecuados. Todas estas condiciones han provocado que la tan ansiada contraofensiva ucraniana haya tardado tanto en arrancar. Sabemos que sólo la guerra detiene a la guerra, desafortunadamente. La ofensiva ucraniana, si tiene éxito, podrá obligar a Rusia a renunciar a sus deseos expansionistas en Ucrania; una meta mínima para Kiev será tratar de sentar a Putin a negociar la paz, por lo menos.
Seguramente mis cuatro fieles y amables lectores se preguntarán por qué la contraofensiva ucraniana tardó tanto en desplegarse. El factor principal fue el clima. Esto se debió a que el invierno duró un poco más de lo esperado, por lo que el deshielo fue más lento y tardado, dejando amplias superficies húmedas y con grandes charcos y lodazales, lo que dificulta el desarrollo de operaciones militares. Esto vale para los dos ejércitos enemigos, pero perjudica menos al que espera en sus trincheras el ataque del oponente, o sea, los rusos, que están en situación defensiva, no se ven tan perjudicados como los ucranios, que deben salir a asaltar las posiciones enemigas. Otro factor importante ha sido el del entrenamiento de los soldados ucranianos. Analicemos este factor.
El ejército ruso dispone en su inmensa mayoría de equipamiento y técnica de origen ruso, por lo que su adiestramiento no implica muchos problemas. Generalmente, las fuerzas armadas de cualquier país tratan de no tener un equipamiento muy heterogéneo, para facilitar la logística, las reparaciones, el adiestramiento, el empleo del material, la compra de refacciones, etc. Pero el ejército de Ucrania ha recibido de sus aliados occidentales una enorme cantidad de material de muy diversa procedencia: estadounidense, inglesa, alemana, francesa, sueca, italiana, española, etc. Esto significa que los procesos de adiestramiento y empleo conjunto son mucho más difíciles, por lo que se requirió de más tiempo del que se calculaba en un principio. En los meses recientes, decenas de miles de soldados ucranianos fueron entrenados en muchos países europeos para poder manejar esta enorme paleta de equipamiento militar y saber cómo utilizarla de manera conjunta. Es decir, los ucranios han tenido que adiestrarse en el manejo de una enorme cantidad de armamento de diferentes orígenes, en el menor tiempo posible, y aprender a emplearlo simultáneamente en el campo de batalla. Esto es todo un reto.
Otro problema fue el tiempo de suministro o entrega del material bélico procedente de esos países. Todo tiene que estar perfectamente bien planeado para que los rusos no sepan cuándo, por qué medios y en dónde se está llevando a cabo la entrega del material. Muchos analistas militares consideran que este es quizá el factor decisivo para el retraso de la contraofensiva. De hecho, una enorme cantidad del equipamiento militar prometido a las fuerzas armadas de Ucrania para este 2023 aún no ha llegado o está llegando con cierto retraso. Por ejemplo, de los aproximadamente 300 tanques prometidos (entre los que se encuentran los famosos “Leopard” alemanes), sólo han llegado unos 100; y de los 700 vehículos blindados prometidos sólo se han recibido unos 300.
Hay que pensar, además, lo que cada uno de estos equipos requiere para funcionar: adiestrar a las tripulaciones, a los mecánicos, a los encargados de la logística, preparar los talleres de reparación, asegurar las vías para enviar el material averiado al extranjero, tener a la mano las refacciones, garantizar el suministro de combustible y de municiones, capacitar al equipo administrativo que debe organizar los procesos, etc. Todo esto toma mucho tiempo y requiere de un enorme esfuerzo. Pensemos, por poner un ejemplo, en el caso de las municiones: un diputado del congreso ucranio comentó hace unos días que el ejército de su país realiza entre 6 000 y 8 000 disparos diarios. Esto quiere decir que, para iniciar un contrataque, se debe tener un acopio de municiones en cantidades enormes y lo más cerca posible del campo de batalla. Es además muy importante que el enemigo no pueda descubrir en dónde están almacenadas las armas ni las municiones. Así que el esfuerzo logístico es significativo, a lo que hay que agregar que la logística militar no es un fenómeno estático y repetitivo, sino que debe ser flexible y muy dinámico, para que el enemigo no pueda interferir en el desarrollo de los procesos. Es común pensar que, en una guerra, la logística juega un papel de importancia secundaria; sin embargo, sobre todo en las condiciones en las que tiene que actuar el ejército ucranio, se trata de un factor de primerísima importancia; podemos incluso decir que es un factor que puede ser decisivo para vencer o ser vencido.
¿Cómo se ven las cosas en el bando ruso? Por un lado, los invasores tienen asegurado el suministro de municiones, equipamiento, alimentos y otro tipo de materiales en las regiones que colindan con la Federación Rusa, con todo y los problemas logísticos y burocráticos que tradicionalmente han tenido que sortear las fuerzas armadas de ese país. En la península de Crimea esta situación no es tan segura, pero por ahora dejaremos este tema de lado. Un problema considerable es que hay muchos conflictos en el interior de las fuerzas armadas rusas o entre ellas y los ejércitos privados, como el ejército Wagner de Yevgueni Prigozhin. Este último se ha negado categóricamente a colocar a sus hombres bajo el comando del ejército ruso, al que acusa incluso de haber disparado contra sus tropas o de haberlas mandado a un campo minado. Recordemos que este ejército privado fue el que tomo Bachmut, después de sufrir enormes pérdidas. Su propio comandante ha dicho que, antes de la batalla por esta ciudad, hoy en ruinas, tenía 85 000 hombres, y que al final sólo le quedaron 5 000. Esto significa que los ucranios utilizaron esa ciudad sin ningún significado estratégico para eliminar a la mejor parte de los soldados rusos, y eso fue antes de la contraofensiva.
Otro obstáculo para los rusos es que el ejército invasor, en lugar de concentrar sus esfuerzos en combatir los sistemas de armas ucranios, es decir, en lugar de centrar sus objetivos en la destrucción del aparato militar enemigo, sigue dando prioridad a la destrucción de infraestructura civil, causando permanentemente numerosas víctimas entre la población civil ucraniana. Prigozhin mismo, que está en abierta rebeldía frente al Ministerio de Defensa ruso, afirmó hace unos días que la “Operación Militar Especial” ha sido un completo fracaso, pues las tropas de Putin no han encontrado en Ucrania a ningún nazi; además, la invasión ha consolidado la conciencia nacional y la identidad ucraniana y ha legitimado a Ucrania como nación a nivel internacional. Y en cuanto al objetivo ruso de desmilitarizar a Ucrania, las fuerzas armadas de este último país ahora son más fuertes, más numerosas y más modernas que al principio de la guerra, y nadie piensa ya en que sea factible desmilitarizar a ese país.