Reflexiones sobre la libertad desde un guía de montaña
22/09/2023
Autor: Luis Fernando Rodríguez Fabre-Estudiante de Ingeniería Industrial

Según Aristóteles, la libertad es la implicación entre decidir y elegir distintas posibilidades, donde el hombre actúa por voluntad propia, pero siguiendo su ser racional y social en busca del bien y de la justicia.

En ese sentido, la libertad que quiero abordar de manera especial es la que te dan las experiencias en la naturaleza.  Actualmente participo en el grupo estudiantil Reto Cumbre que se dedica a brindar a las participantes experiencias que los alejen de la vida cotidiana y del estrés de la universidad por medio de ascensos a la montaña. Dentro de este grupo tenemos como pilares los siguientes aspectos: el contacto contigo mismo, con la naturaleza, con los demás y con Dios.

La montaña nos regala lo más preciado para muchos y es poder ver la belleza de la naturaleza creada y también nos permite ver la pequeñez del hombre en el mundo. La montaña te permite actuar en base a tus instintos, pero también a tu conocimiento, esto dependiendo del rol en que estés participando.  Dentro de esta actividad, muchas veces tenemos que obedecer y acatar las órdenes de quien está delante de nosotros guiando en el camino por el que subimos la montaña, pero también te da la sensación de libertad más grande porque puedes conocer tu cuerpo y tu mente, te da la capacidad de exigirte cada vez más y más, y te deja ayudar a quien lo necesite porque cuando subes la montaña te vuelves uno solo con tus compañeros al estilo de una cadena, donde “la cadena es tan fuerte como su eslabón más débil”.

En este contexto, la libertad nos permite decidir sobre los actos que realizamos todo el tiempo, pero realmente nunca pensamos en las consecuencias que estos pueden traer y esto lo podemos ver en la montaña cuando nos toca decidir entre tomar el camino A o el camino B. Sucede que cuando tienes un equipo detrás de ti, tienes que pensar en el bien del grupo y decidir sobre este. Puedes elegir el camino que tú quieras, sin embargo, puede que éste no sea lo mejor siendo así la libertad un arma de 2 filos donde yo como guía puedo elegir lo que me plazca, sin embargo, tengo que hacerlo siempre en función de las personas que tengo a mi cargo. Durante un ascenso, si yo decidiera seguir subiendo durante una tormenta, por un lado, podría lastimar a las personas que tengo detrás de mí y exponerlos a perdernos en el regreso por falta de visibilidad.

Como jóvenes nos es muy fácil ver las cosas en 2 tonos, aquello que se nos hace más fácil y aquello que puede ser más complicado. La libertad nos permite elegir cualquiera de las 2, pero ¿cuál es la mejor? La máxima a seguir debería ser aquella que te lleva un bien mayor. Muchas veces, y libremente, podemos caer en distracciones cuando nos cerramos en algún problema que tengamos en la cabeza, donde sería muy fácil para alguien irse una salida como el consumo de alcohol o de alguna droga en lugar de decidir salir adelante, a buscar fresco y pensar en lo que está pasando para buscar una solución.

Digamos que, de alguna forma, la libertad puede y busca que seamos mejores siempre usando la razón, pero también es un acto libre el decidir por aquellas cosas que nos pueden llevar a nuestra destrucción y que por más pequeñas que parezcan estas cosas, se van haciendo como una bola de nieve que va descendiendo por una montaña, cada vez más y más grandes. Es por esto mismo que es necesario que usemos nuestra libertad como una forma de expresión en la búsqueda del bien mayor, no solo para nosotros sino para todos aquellos que tenemos a nuestro alrededor, porque en el momento en que entendamos que todas las decisiones que tomamos no solamente van a afectar nuestra vida sino también afectan en consecuencia a la vida de aquellas personas que tenemos junto.

También es una realidad que ya hemos tomado decisiones en las cuales las consecuencias ya se han hecho presentes y que es muy probable que estemos arrepentidos de algunas de ellas, pero es muy importante saber y entender que no importa aquello que hayas hecho en el pasado, sino que las decisiones del presente son las que afectarán en el futuro. Por lo tanto, es en ellas en las que tienes que enfocarte, y no está mal pedir ayuda, no está mal admitir nuestros errores, lo que está mal es que, si ya pudimos identificar que vamos por un mal camino, no hagamos nada al respecto para cambiarlo.