Henry Kissinger, el diplomático del siglo
05/12/2023
Autor: Dr. Herminio S. de la Barquera y A.
Cargo: Profesor Investigador Escuela de Relaciones Internacionales

El miércoles pasado murió uno de los diplomáticos más célebres, criticados, admirados y polémicos del siglo XX: Henry Kissinger. Vivió poco más de 100 años, pues nació el 27 de mayo de 1923 y murió el 29 de noviembre de 2023. Kissinger fue una figura determinante, destacadísima y también, hasta cierto punto, pintoresca de la política exterior estadounidense. Su especialidad era la diplomacia secreta. Está considerado como uno de los más grandes diplomáticos del siglo XX, pero quizá haya sido más que eso: podríamos concederle el título de “Diplomático del siglo”. Tengo para mí que no hubo, en el siglo XX, otro diplomático estadounidense que haya determinado de tal forma la política exterior de los Estados Unidos con más fuerza que él. Uno de sus mayores éxitos fue, sin duda, el acercamiento de Estados Unidos a China a principios de los años setenta. Pero la carrera de Kissinger también tuvo lados obscuros, como su apoyo a dictaduras o su papel poco claro en el caso de algunos casos de violación al derecho internacional. Sus críticos le achacaban carencia de escrúpulos y obsesión por el poder.

Heinz Alfred Kissinger nació en Alemania, en la ciudad de Fürth, cerca de Núremberg, en 1923. Como su familia no tenía aparato de radio en casa, el niño Kissinger, además de jugar apasionadamente futbol, leía mucho, particularmente los clásicos alemanes, sobre todo Schiller, más que a Goethe. En contra de los deseos de su padre, que prefería la ópera, el joven Heinz acudía a escondidas a los partidos de futbol de su equipo favorito: el Greuther Fürth, de segunda división, de quien fue seguidor toda la vida. Tenía 15 años de edad cuando sus padres, de origen judío, decidieron huir a Nueva York, con el fin de escapar de la persecución nacionalsocialista. Lo lograron justo a tiempo; esa terrible experiencia de la persecución y la huida hizo comprender al joven Kissinger lo importante que es la libertad, como él mismo señaló varias veces. No hay que dejar de lado el hecho de que, en el Holocausto, 13 familiares cercanos fueron asesinados. Sin embargo, él nunca perdió de vista sus raíces alemanas y visitó varias veces su ciudad natal; la última vez que estuvo allí fue hace unos meses, en el verano, pues el ayuntamiento de Fürth organizó un festival con motivo de su cumpleaños número 100. De hecho, Kissinger habló inglés toda su vida con un fuerte acento alemán. Hizo honor a sus raíces alemanas al intervenir activamente en las relaciones transatlánticas, es decir, entre los Estados Unidos y Europa, particularmente Alemania, en diferentes circunstancias relacionadas con la OTAN, con la Unión Europea en sus diferentes etapas o con la reunificación alemana, por ejemplo.Una vez en Nueva York, Heinz Kissinger se convirtió en Henry Kissinger y volvió a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial como soldado estadounidense. Al respecto, afirmó en alguna ocasión: "Tuve suerte de que me permitieran trabajar en cosas que eran tan cruciales para mí: cómo ayudar a reconstruir un país como lo viví durante la ocupación cuando era un joven soldado". Y luego, paso a paso, buscó trabajar desde posiciones cada vez más altas para evitar que estos desastres volvieran a ocurrir, según señaló. Según él, si algo le ayudó en su carrera diplomática fue “haber crecido en el caos”, señalando precisamente esos turbulentos años de la Segunda Guerra y del régimen nazi.Su ascenso en Estados Unidos recuerda la idea del “sueño americano”: después de la escuela y del servicio militar, Kissinger estudió en Harvard, en donde más tarde daría clases. Era muy estudioso, talentoso y poco dado al derroche; pero también se decía que era muy ambicioso tanto en buen sentido como en sentido negativo, y parece que era poco escrupuloso. En 1969, el entonces presidente Richard Nixon lo nombró asesor de seguridad y más tarde Secretario de Estado, es decir, jefe de la diplomacia del país más poderoso del mundo. Así que, en lo que respecta a la política exterior, Kissinger se convirtió en el político más influyente de Washington.Un hito importante en su carrera fue la preparación del viaje de Nixon a China. Kissinger viajó a Beijing en misión secreta, allanando el camino para la visita de Nixon y la normalización de las relaciones diplomáticas, convirtiéndose en el célebre arquitecto del acercamiento entre Estados Unidos y China. Pero sus éxitos diplomáticos no terminaron ahí, puesto que negoció tratados de desarme, acuerdos de paz, intervino en el final de la Guerra Fría y se convirtió en una estrella mediática.Sus críticos, por el contrario, siguen viendo a este habilidoso diplomático como un político hambriento de poder. Así, el papel que desempeñó en el bombardeo secreto de Camboya es más que cuestionable y las acusaciones sobre su papel en el golpe militar de 1973 en Chile también son graves. Kissinger tuvo que enfrentarse una y otra vez a la pregunta de si realmente presionó para que se pusiera fin a la guerra de Vietnam y si la prolongó innecesariamente para aumentar las posibilidades electorales de Nixon. Incluso después de dejar el Departamento de Estado en Washington, Kissinger continuó actuando de manera activa en la política mundial: asesoró, por ejemplo, al presidente George W. Bush; y, a pesar de ser republicano, asesoró al demócrata Barak Obama; incluso Donald Trump recurrió a sus consejos, si bien no sabemos qué tanto este presidente pendenciero prestó oídos al viejo lobo de mar. En total, Kissinger asesoró en materia de seguridad internacional a nueve presidentes de los Estados Unidos. Aún en su vejez, Kissinger continuó comentando temas internacionales en entrevistas, como autor de libros y artículos y como conferenciante. Sin embargo, poco hizo para enfrentar a sus críticos.

Se le acusa muchas veces de tratar de imponer siempre, contra viento y marea, los intereses de los Estados Unidos, por lo que fue un personaje que, podríamos decir, podía bombardear, pero también tender puentes. Fue en verdad, por ello, una persona con muchas contradicciones y con tantos admiradores como detractores. En 1973, Kissinger recibió el Premio Nobel de la Paz por negociar un alto el fuego en la guerra de Vietnam. La decisión del Comité Nobel fue y sigue siendo muy controvertida, pero Kissinger también se hizo célebre al abogar por la distensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética y por preparar y llevar a cabo un cauteloso acercamiento con China.

Con Henry Kissinger muere una de las figuras más importantes de la política internacional no sólo del siglo XX, sino de la política internacional contemporánea, pues siguió externando ideas por escrito y de palabra prácticamente hasta el final de sus días. Con todas sus facetas, muchas de ellas reprobables o por lo menos contradictorias, fue uno de los artífices más importantes y determinantes en la consolidación de los Estados Unidos como potencia global y como “policía del mundo”. Prueba de su peso enorme en los escenarios internacionales es la larga lista de dirigentes políticos que han expresado su pésame ante su fallecimiento, incluyendo a Putin y a Xi Jinping. Su innegable talento ha sido reconocido por todos, independientemente de que haya mostrado muchas veces la parte sombría, inescrupulosa y cruda de la diplomacia de los poderosos.